Venezuela: ¡Dónde está la gente que tiene el deber de levantar puentes!
Pareciera que es imposible el diálogo y la negociación en Venezuela. Sin embargo, es el único camino sensato y necesario. Hoy conversamos con Lolita Aniyar de Castro, criminóloga, profesora universitaria y ex gobernadora.
Esta entrevista ha sido posible gracias a la colaboración del periodista venezolano Gerardo Lombardi.
J.Z. Comencemos por las cosas peores. Ud. Es criminóloga. Ya tenemos 13 muertos, casi todos con disparos en la cabeza. Qué le dicen estas muertes.
L. A. Me dicen muchas cosas. Son más o menos las mismas muertes, por lo menos dentro del mismo contexto político, de las 25 mil muertes que hemos tenido desde que asumió este gobierno con su presidente. Son el producto del odio que se creó con un discurso político que está basado fundamentalmente en destruir al enemigo.
Estas últimas que usted define como que fueron asesinadas con disparos en la cabeza demuestran muy bien que se trata de personas que saben muy bien a dónde tienen que disparar. En la cabeza es para matar, no puede ser otra cosa. O sea que hay una vocación de destrucción al enemigo.
Yo, hace mucho tiempo que vengo diciendo como criminóloga es que lo primero que habría que hacer en este país era desmontar un decreto que había emitido el Presidente Chávez sobre la creación de las Milicias Populares. Él decretó: “el día del pueblo en armas” y dijo que había un millón de milicianos que tendrían armas en el país. Nunca las enseñaron, pero todos los días veíamos muertos. No sabíamos de dónde eran, de dónde habían reclutado esas milicias populares. Si tenían que ver con la delincuencia común o si eran, simplemente, personas afectas al régimen.
Lo cierto es que esas armas quedaron en el país. Se dice que hay cinco millones de armas. Creo ese es un número pequeño. Debe haber muchas más y fueron dadas por el gobierno.
Este es un gobierno que siempre alabó el hecho de tener una –dicen ellos- revolución armada. Con cohetes, con aviones, con un gasto militar que ha sido impresionante en instrumentos de guerra profundamente sofisticados, porque realmente es un gobierno militar creado para la guerra y así han gobernado políticamente.
El discurso de Maduro ha sido todos estos días que la oposición que se manifestando en la calle es una oposición que manifiesta contra los pobres porque odia a los pobres. Es decir, ellos nos están transmitiendo un sentimiento que es de ellos. Nosotros no odiamos a los pobres. Venezuela ha tenido una democracia social casi de medio siglo, en el que se hizo una labor de inclusión, de educación gratuita hasta la universitaria. De salud. Hay hospitales por todas partes, ahorita desmantelados porque no tienen recursos. Nadie aquí odia a los pobres. Eso no es cierto. Pero ese es el discurso que todavía se mantiene y, por supuesto, debe sublevar las almas de las personas que no tienen recursos. Porque este gobierno que se dice revolucionario y socialista no ha solucionado el problema de la pobreza, de la desigualdad. Lo que ha hecho es desmantelar el tesoro público haciendo regalos al exterior que le permiten el apoyo internacional. Manteniendo una especie de capitalismo de Estado que favorece que todos los recursos que están en manos del gobierno y todas armas y todos los poderes se encuentren en “libertad vigilada”. El poder judicial, como el poder llamado moral: la Fiscalía del Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, y por supuesto el Consejo Nacional Electoral todo eso está en manos del gobierno.
J.Z. La protesta que se inició el pasado doce de febrero tenía tres ejes centrales de reivindicación. La inseguridad pública, la necesidad de solucionar el tema del abastecimiento y la libertad de expresión. A esos tres temas luego un par más. La libertad de los presos políticos…pero ahora, después de todo estos días, después de las trece muertes, da la impresión, visto el panorama desde fuera, que lo busca la oposición es sencillamente que el gobierno se vaya. ¿Me equivoco?
L. A. Yo no lo sé, porque aunque usted no lo crea esta es una oposición que no tiene una cabeza definida. Es una cosa muy espontánea y muy popular. La gente se ha llenado de pronto de desesperación y furia porque, a la medida que aumenta el número de víctimas, en las familias, los amigos…etc. se convierten en víctimas potenciales y empiezan a desarrollar la misma actividad de rechazo.
El problema también está en que este gobierno es incapaz de diálogo. No sabe hacerlo.
Entonces hemos llegado a un punto muerto en el cual, aparentemente, la única solución sería que este gobierno se fuera. Porque, para un gobierno de transición con representación paritaria de todas las fuerzas, tendría que estar gente del que se dice Presidente, porque sentimos que legítimamente no lo es…sin eso no será posible que se llegue a la paz.
Todo eso que usted me ha mencionado, como la carestía, la escasez, la inseguridad, en principio, todo tiene que ver con la forma en que se administró el dinero, para dónde salieron los dólares que tenía. Se creó una clase económica súper millonaria, dependiente de los contratos del gobierno y de las ventajas que les daba estar sometidos al gobierno. Todo esto tiene ver con ellos expropiaron una cantidad empresas productivas para entregársela a gente que no estaba preparada, porque no las prepararon. Si expropiaban una finca se comían las vacas en parrilla, por ejemplo.
Todo es consecuencia de eso y la violencia también. Ayer hubo una cosa gravísima, el Presidente hizo una manifestación de motorizados y los hizo entrar a Miraflores. Lo grave de esos motorizados es que usted no sabe quiénes son los que simplemente tienen una moto y quiénes son los colectivos armados que él tiene y que también andan en moto. Los hizo entrar al palacio de gobierno y les dijo, vengan que está es su casa.
J.Z. En consecuencia, debo sacar como conclusión que en este momento no hay en Venezuela ningún sector que esté dispuesto a tender puentes.
L.A. Yo creo que sí hay, porque es una fuerza de resistencia la que está en la calle en estos momentos. No es una fuerza organizada militarmente para derrocar un gobierno, ni siquiera popularmente para derrocar un gobierno. Pero, me temo, que faltan las cabezas para decir para dónde vamos, porque lo que hay es un sentimiento popular disperso y muy angustiante que hace que los muchachos se vayan a la calle y nos les importe morir. Y estamos viendo cosas como las torturas inclusive y siguen saliendo muchachos a morir y gente que muere sin estar manifestando, que está en la puerta de la casa y hay tiros sueltos.
Es muy difícil que haya bandos para llegar a un acuerdo.
Si el gobierno pusiera en libertad a Leopoldo López, que comenzó siendo la cabeza de una manifestación pacífica estudiantil y juvenil. Porque los jóvenes en Venezuela son los que siempre han llevado a cabo las transformaciones del país. A través de toda nuestra historia siempre han sido los estudiantes. Una generación más ilustrada, más apasionada y que siempre ha cambiado el rumbo del país hacia mejores destinos. Inclusive es la misma gente que posiblemente voto por Chávez originalmente. Pero si Leopoldo estuviera en la calle, él podría ser una cabeza para negociar con el gobierno. Yo no creo que el gobierno esté en condiciones de negociar mientras mantenga ese discurso de odio y de destrucción. A menos que ellos no bajen ese tono no podrá haber nunca un diálogo.
J.Z. Obviamente Venezuela está polarizada. ¿Pero está polarizada solo en dos sectores?
L.A. Digamos que si el punto de referencia del gobierno está polarizada. Pero yo le diría por ejemplo si usted convoca los estudiantes y los escucha, yo he escuchado mucho los estudiantes, soy profesora universitaria, y los estudiantes y el movimiento estudiantil no quieren saber nada de partidos políticos. Es decir, no se trata de una juventud organizada por partidos. Es el problema también. Ellos quieren ser ellos los que hagan los grandes cambios del país. La polarización depende, por supuesto, del hecho de que hay un enemigo en el medio, que es el gobierno, que no permite el dialogo.
J.Z. Pero yo se lo preguntaba, entre otras cosas, porque veo que hay sectores de la oposición que no están de acuerdo por ejemplo con las guarimbas, con estos cierres de las calles, con las barricadas, etc. Y otros sí lo están.
L.A. Por eso mismo, porque es espontaneo, es una cosa popular, no tiene dirección, no es una sola cabeza que le dé rumbo a esta protesta. Por eso yo pienso que la presencia de Leopoldo López en la calle es muy importante. No estoy tan segura que la de Capriles sea tan importante como la de Leopoldo López, hoy en la calle. Y eso hay que tomarlo en cuenta. El gobierno debería saber que eso es así, si es que a él le interesa. Ellos tienen allí la joya de la corona, la tienen encerrada. Él podría ser un elemento importante para llegar a acuerdos trascendentes. Porque no puede ser cualquier acuerdo. Aquí los acuerdos se han hecho siempre y nunca se cumplen. Por parte del gobierno nunca se cumplen. Nombran comisiones de la verdad que no funcionan, llaman a una mesa de diálogo que no tiene resultado. Nadie cree ya en el gobierno. Necesitamos a alguien que se siente con el suficiente poder convocatorio a negociar por una transición.
J.Z. Y el gobierno, ¿Es una sola voz? Porque por ejemplo el gobernador de Táchira, que es parte del gobierno, ha sido muy crítico con el propio gobierno respecto de la magnitud de la violencia que se ha empleado y del desconocimiento que muchas veces el gobierno hace de los problemas que tiene Venezuela.
L.A. Sí. Este gobernador sin embargo, no demostró eso durante todo el tiempo que su Estado estaba tomado por las fuerzas militares, que la gente lo ha interpretado que son las ratas que abandonan el barco. Y es posible que sucede, porque después de lo que pasa en Ucrania, yo creo que este gobierno no va a transigir en nada que no sea mantenerse donde está. Porque de otra manera le pueden caer una serie de acusaciones ante los tribunales internacionales de derechos humanos. Porque lo que está pasando es muy grave. Todo va cogiendo cuerpo de una manera que es totalmente negativa.
J.Z. ¿Qué opinión tiene usted de la comunidad internacional frente al conflicto de su país?
L.A. Me parece absolutamente negativa. Me da una enorme tristeza que Venezuela no represente nada ni para el primer mundo ni para el tercer mundo. Por ejemplo América Latina está callada. Hay demasiadas lealtades bien alimentadas con recursos en todas la oportunidades durante los quince años han transcurrido. Y luego la comunidad internacional se interesa más por los intereses de la seguridad europea y americana que por un país como Venezuela, que de todas maneras tiene que vender petróleo a quien se lo pida. Entonces, nos están dejando que nos maten, nos han dejado pelear solos y yo creo que eso es sumamente grave. Yo he perdido la confianza sinceramente en la cooperación internacional.
J.Z. ¿Y ha perdido la confianza en la izquierda, que también ha mantenido un notable silencio, por lo menos una parte importante de la izquierda latinoamericana?
L.A. Pero por supuesto. La izquierda latinoamericana es una izquierda que ha sido mantenida por el gobierno actual venezolano. Y ha sido mantenida no solamente económicamente, sino mediáticamente, es impresionante. No quieren saber nada de lo que está pasando aquí. En esa izquierda soñadora de la cual yo siempre he sido parte, porque yo soy una persona de izquierda…
J.Z. Por eso se lo pregunto…
L.A. Usted lo sabía. Bueno, yo he sido siempre de izquierdas. Yo creo en una izquierda democrática, por eso yo digo que yo también pertenezco a la izquierda soñadora, pero no me chupo el dedo. Yo sé muy bien dónde están los amigos y dónde están los enemigos del proyecto de inclusión democrático. Y esta izquierda es una izquierda que obedece órdenes simplemente. Un humorista venezolano dijo que él sería de izquierda una vez que este gobierno se fuera y ha sido siempre de izquierdas. Yo no sé si usted sabe quién ha sido Zapata, de origen fue una caricatura. Cuando se vaya Chávez yo volveré a ser de izquierdas. Este gobierno ha desprestigiado la imagen de la izquierda. Le ha quitado a uno un discurso que era progresista, que era capaz de generar inclusión, pero dentro de un ambiente de paz y de democracia, que es lo que hay que hacer. Porque cuando Chávez llega al poder -yo no puedo dejar de hacer política- soy criminóloga, pero soy criminóloga crítica. Cuando Chávez llegó al poder, todo el mundo votó por él: la izquierda, la derecha, todo el mundo. En este momento, la izquierda está tanto con el gobierno como contra el gobierno. Y la derecha está tanto como con el gobierno como contra el gobierno. Así es que tampoco se pelean entre la izquierda y la derecha, lo que estamos viendo en Venezuela. No es eso. Pero América Latina no lo quiere escuchar, porque tienen razones sentimentales. Claro, porque después que muere el líder de esa revolución venezolana, que han convertido en Santo, porque de hecho tiene una especie casi de capilla, hay mucha historia alrededor de eso, seguramente usted ya la conoce, entonces se inhibe de participar en un debate decente, de paz y de inclusión y de transformación.
J.Z. Yo quería concluir con su estado de ánimo. Porque, por lo que usted dice, no hay posibilidades de diálogo, este gobierno no está dispuesto a ceder en nada, la oposición, incluso aquella menos radical no quiere ya tampoco dialogar con él. Pueden venir días muy feos para Venezuela.
L.A. Pueden venir días muy feos. Estamos muy angustiados, sinceramente. Yo creo que la comunidad internacional debería intervenir, no por supuesto militarmente, pero sí debería mediar, porque una cosa que han dicho ellos es que no aceptarían otra mediación que no sea de UNASUR. Y por supuesto ya sabemos que UNASUR es una mediación con consejo. Lo que queremos es una mediación neutral, una tercera parte que ponga las piezas en su lugar. Y esto hay que hacerlo, definitivamente. Y yo le digo como persona izquierda que soy, que me angustia mucho el que me hayan quitado mi bandera.
Luego entonces es cierto que hubo muchisimos pobres y nunca se preocuparon por ellos , sino nadie hubiera votado por Chvez y Maduro.