Brasil y la UE se conectan para evitar el control de EEUU
Brasil y la Unión Europea instalarán un cable de fibra óptica, para proteger su tráfico de Internet contra el espionaje. La conexión submarina desde la capital portuguesa de Lisboa a la ciudad brasileña Fortaleza mide más de 6.000 kilómetros y costará 185 millones de dólares.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dio a conocer el proyecto en Bruselas, al término de su reciente visita oficial a la Unión Europea. Según Rousseff, el cable desempeñará un papel importante para “defender la neutralidad de la red”.
En estos momentos el tráfico por internet en ambas orillas del océano atlántico pasa obligatoriamente por infraestructuras estadounidenses. El año pasado se reveló que la norteamericana Agencia de Seguridad Nacional, NSA, había escuchado los teléfonos del gobierno brasileño. Ante esta noticia la presidenta Rousseff canceló indignada una visita oficial a Washington.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, señala que hay buenos argumentos para una conexión de fibra óptica entre Europa y América del Sur. El proyecto “servirá para reducir los costes de comunicaciones y dar un nuevo impulso a la economía digital”, dijo Barroso durante una conferencia de prensa conjunta.
Sin embargo, Rousseff dejó claro que la conexión transatlántica es también de gran importancia estratégica para Brasil. «Tenemos que respetar la privacidad, los derechos humanos y la soberanía de las naciones. No queremos que se espíe a las empresas», dijo la mandataria en la conferencia de prensa. Rousseff aludió también al llamado de la canciller alemana, Angela Merkel, para construir una red europea, protegida ante el espionaje de Estados Unidos. Merkel también se mostró indignada tras las revelaciones de que la NSA había escuchado comunicaciones del gobierno alemán.
Cabe preguntarse si desde un punto de vista técnico es posible una total protección del tráfico por Internet. El cable submarino no podrá ser interferido. Pero, desde el momento que los datos lleguen a Lisboa o a Recife, y entren en la red, incluso los datos cifrados son susceptibles al espionaje, a no ser que el cable conecte dos sistemas cerrados a ambos lados del océano, que no estén conectados a la red mundial.
Probablemente sea esa la razón por la cual el cable de fibra óptica entre Venezuela y Cuba, que existe ya hace varios años, todavía no ofrece a los cubanos de a pie el acceso a la red mundial.