La tragedia obrera de Bajo Pisagua o el rescate del silencio
11 de octubre de 1906. El diario chileno La Alianza Liberal, publica nuevamente en primera página información sobre una tragedia humana de proporciones. Más de sesenta obreros muertos por abandono empresarial y estatal. El artículo exige al gobierno un pronunciamiento, y a las autoridades judiciales la aplicación de la ley. La publicación adjunta la lista completa de los fallecidos y sepultados en Bajo Pisagua. Cincuenta y nueve nombres con apellido y la fecha exacta de defunción. Este periódico de Puerto Montt es el único que se atreve a denunciar lo sucedido.

Debemos cambiar nuestra relación con La leyenda de la Isla de Los Muertos, en comuna de Tortel, Patagonia Occidental. Estamos ante un monumento histórico, declarado en el 2002, por su calidad de símbolo de cómo malamente se ha construido país. Es también un lugar al que se debiera llegar con la certeza de visitar, de una manera respetuosa y no, morbosa, este sitio que ya no es misterio, sino que es historia social de Chile. Un lugar infeliz para historia de Aysen pero ahora, gracias a investigaciones como la del profesor Osorio Pefaur, un paraje que recobra los nombres de los obreros fallecidos y, al hacerlo, les devuelve su dignidad robada por el silencio de más de un siglo.
¿Quiénes son los principales responsables de esta tragedia? En primer lugar, Florencio Tornero, Gerente de Baker en esa época. Osorio lo señala como responsable histórico, ya que pobladores de Tortel, dicen que “Ternero estuvo en el lugar, como si fuera un turista”.

La responsabilidad del estado queda brutalmente reflejada en un telegrama del ministro del Interior, Javier Ángel Figueroa Larraín, en el que responde al pedido de ayuda: «su telegrama referente a trabajadores Backer (sic) es de carácter esencialmente privado sobre cuyo contenido nada puede hacer este ministerio». Otro nombre célebre que aparece como protagonista del desarrollo y fracaso de la empresa ganadera de la tragedia es el de Julio Subercaseaux Browne.
¿Suicidio colectivo? ¿envenenamiento masivo? Cualquiera sea el fin que tuvieron estos trabajadores nada exime su abandono. es este hecho cruel el que genera las enfermedades derivadas de la falta de alimentación, agua y condiciones mínimas de sanidad.
Mauricio Osorio Pefaur, antropólogo social ha escrito el libro La tragedia obrera de Bajo Pisagua, Río Backer, 1906, con varios propósitos. El primero, iluminar un hecho que sido expresamente ocultado por los responsables y los principales medios de comunicación de la época. También para recuperar, con nombre y apellido, a las víctimas. no es lo mismo un número que gente concreta, con familia y circunstancias de vida. En tercer lugar, para propiciar una mirada distinta de quienes visitan el monumento del cementerio Isala de los muertos, una mirada de respeto y de recuerdo, para que que se levante la voz cuando el atropello se ensañe con el débil.
Recordar para saber, saber para actuar diferente.