En Cuba hay dos embargos, el que impone Estados Unidos y el que impone el gobierno
Uno de los más sólidos tabúes del exilio radical cubano fue derribado hace escasos días. El Departamento de Estado confirmó que la isla comunista no integra más el listado de países patrocinadores del terorismo. Son otros tiempos.

Los avances de Cuba y Estados Unidos en el restablecimiento de relaciones tras medio siglo de embargo mantienen alerta a los empresarios españoles, que ven el proceso como la mejor oportunidad en medio siglo para invertir en la isla, tal y como lo piensan inversionistas de varios países europeos.
Que no será fácil avanzar con la celeridad que se querría ya se sabía desde el comienzo del actual proceso, el pasado 17 de diciembre. Por eso no es extraño enterarse que el Congreso estadounidense, con mayoría republicana, votó por 247 a favor y 176 en contra de mantener una cláusula relacionada con Cuba en un proyecto de financiación de transportes. La cláusula amenaza con bloquear las disposiciones aprobadas en enero recién pasado que reducían las restricciones para los viajes a Cuba y los vuelos regulares entre Estados Unidos y la isla.
El dispositivo republicano fue elaborado por el representante Mario Diaz-Balart, de origen cubano, quien dice que el presidente Barack Obama se equivoca al levantar las restricciones y que los aviones aterrizan en un aeropuerto que fue en parte propiedad de estadounidense. «Lo que usted dice es que está bien hacer negocios en una propiedad que fue robada a estadounidenses», criticó el legislador.
La representante demócrata Bárbara Lee, de California, replicó con el argumento que Estados Unidos necesita «un enfoque propio del siglo XXI frente a esta nación que está a 90 millas de nuestras costas». «Estamos en 2015, no en 1960. El resto del mundo hace negocios con Cuba, permite a sus ciudadanos viajar a Cuba y mantiene relaciones diplomáticas normales con Cuba».
En un espacio de otro cariz el subsecretario de Comercio Internacional de Estados Unidos, Stefan Selig, invitó a Cuba a abrir su mercado y realizar reformas como parte del proceso de normalización con el país norteamericano. Las palabras de Selig resonaron en las jornadas sobre la economía cubana en el centro de estudios Brookings Institute en Washington.
En esa misma ocasión el profesor de Economía de la Universidad de la Habana Juan Triana Cordoví contó que con los primeros pasos hacia la normalización, el turismo cubano ha experimentado un crecimiento de un 20%, con la llegada de norteamericanos en los últimos meses.
Por otra parte dos senadores de Estados Unidos presentaron un nuevo proyecto de ley para restablecer el comercio con Cuba, un texto que, de ser aprobado, otorgaría al sector privado la libertad de exportar bienes y servicios estadounidenses a la Isla, a la vez que protegería a los contribuyentes sobre esas transacciones.
En cualquier caso la actual desfidelización de Cuba conlleva que el antiamericanismo que cultivaba Fidel ya no forma parte de la estrategia de su hermano.
Los cambios en Cuba probablemente generarán un aumento de la clase media y el sector privado.
Javier Corrales es Profesor de Ciencias Políticas en el Amherst College en Amherst, Massachusetts. Su investigación se centra en la democratización y la economía política del desarrollo. Su trabajo sobre América Latina versa sobre los poderes presidenciales, los partidos políticos, las reformas económicas, las relaciones internacionales y la sexualidad. Ha publicado extensamente sobre tres países: Venezuela, Cuba y Argentina. Hoy hablamos sobre Cuba.

¿Usted comparte este optimismo, bastante amplio, que estamos viviendo un momento propicio en Cuba?
Sí y no. En un país como Cuba en donde en los últimos 25 años no creo que se hayan dado noticias que los cubanos consideren que les vayan a mejorar su situación personal. La noticia del 17 de diciembre trae cierto tipo de esperanza para la mayoría de la población. Sin embargo, la razón por la cual no tengo tanto optimismo como muchos es que las conversaciones que se están llevando a cabo entre Estados Unidos y Cuba no están tocando los aspectos que mayores dificultades le aportan a los cubanos. Es decir, en Cuba hay dos bloqueos o dos embargos. El que impone los Estados Unidos, que es el que está en proceso de ser desmantelado, y el que impone el Castrocomunismo, que nadie está desmantelando. Por eso mi optimismo es muy cauto, porque no veo señales de que este segundo bloqueo experimente alguna alteración y es el que afecta más negativamente la vida de los cubanos.
Dicen los mismos optimistas que el proceso de inversiones, que la apertura económica, necesariamente va a acarrear la apertura política, a la larga.
Las dos palabras claves son, necesariamente y a la larga. A la larga es casi irrefutable. A la larga puede ser indefinible. Entre los politólogos existe mucha evidencia para refutar una hipótesis de esa naturaleza. Hay una teoría que así lo promueve, que las mejores económicas traen mejoras políticas. Pero llevamos mucho tiempo con ejemplos de países que tienen prosperidad económica pero cuya situación política no mejora. La liberalización económica no va de la mano automáticamente, ni tan siquiera en el mediano plazo, de liberalización política. China, Vietnam, son, por ejemplo, países que no han cambiado. Mejora algo la situación de la gente de clase media, en opciones de trabajo, en independencia económica. Perfecto. Pero no en una expansión de libertades políticas. El Medio Oriente, los países petroleros son también ejemplos de prosperidad que no vienen acompañados de prosperidad política.
Ahora, sobretodo se pone más duda al tipo de liberalización que se está realizando en Cuba porque es fundamentalmente para extranjeros. La mayoría de las restricciones de propiedad privada que forman parte de las leyes cubanas, que afectan a las ciudadanos, siguen. No se está haciendo lo que un momento se hizo en China, que es permitir que los ciudadanos sean dueños y señores de sus propiedades. No existe una ley de liberalización de propiedad. Un poquitico, muy mínimo, pero todavía muy restringido. Entonces no se puede hablar aún de una liberalización económica en Cuba.
Creo que el argumento que da el Presidente Obama y aquellos que defienden su política, es que la liberalización traerá mayores presiones para que haya liberalización económica para los cubanos. Pero que de ahí se salte a una apertura política hay muchos factores que me hacen pensar que no existe esa relación que usted plantea en esa hipótesis.

Me paso al otro lado de la vereda. He hablado de los optimistas, de los que ponen toda su esperanza en este proceso. Pero hay un sector importante y representativo que piensa que esta oxigenación que recibe el régimen le va a permitir mantener el sistema tal y como lo es hasta la fecha.
Creo que es más probable que sea así de que no sea así. De hecho el gobierno cubano accede a esto porque se ha dado cuenta que con ello reciben oxígeno. Creo que hay un debate sobre quién tiene razón. El gobierno de Estados Unidos tiene la hipótesis de que esta apertura va a traer presiones para mayores cambios políticos. El gobierno cubano ha decidido que ellos pueden aguantar. Pueden obtener el oxígeno que necesitan sin reventar. Por eso es que limitan la apertura a sectores mínimos.
Vamos a ponerlo de este modo: ¿cuál es el contra argumento principal, porque tampoco es absurda la postura de quienes tienen tanto optimismo. Hay una lógica que vale la pena conversar. Cuando existía el embargo era imposible en Cuba algo no fuera castrista de mano dura contra Estados Unidos. El embargo obligaba al gobierno cubano a exigir que todo el mundo fuese extremista. Al eliminarse este frente de batalla se crea la posibilidad de que las personas digan: bueno, pero nosotros ya no tenemos este diferendo con Estados Unidos, ya podemos ser algo más relajados con algunos temas, podemos bajar un poco la guardia. Esa es la gran apertura que pudiera ocurrir. Antigulamente había que tener siempre mentalidad de batalla contra el imperio, de, «aquí no podemos aflojar». El patriotismo y el antiimperialismo tienen que primar por sobre todas las cosas. Pero toda vez que se acaba esa batalla creo que se puede abrir la posibilidad de que surjan castristas que tengan una postura diferente hacia el capitalismo y se puedan generar debates internos. Eso pudiera suceder dentro del mismo partido comunista.
Hemos hablado sobre las razones que tiene el gobierno de Cuba para realizar este paso tan importante. Lo que hemos hablado menos es de las razones que tiene Estados Unidos. Y es que hay, me parece, una razón irrefutable, el embargo ha servido para poco y nada. Mas de 50 años, habia que buscar otro camino.
Esas son palabras casi textuales del Presidente Obama porque él así opina. Es un planteamiento sincero. Aquí Obama habló con pura honestidad. No todo el mundo está convencido, hay quienes creen que la razón por la cual ha habido reformas en Cuba, que las ha habido, es precisamente por el apretón, pero no ha habido un cambio de régimen. Eso si es cierto.
La idea de Obama es que, cuando Estados Unidos tenía la postura beligerante no podía conversar con Cuba, no podía ser actor de presión, de negociación. Y que ahora, siendo parte del sistema cubano, con la presencia de empresas funcionando en Cuba, sí puede hacerlo. Yo no sé que le da esperanzas porque España, Japón. México, Canadá, Francia, han tenido enormes tratos y tampoco han logrado mucho, de hecho muy poco.
En Cuba se da la situación de que tanto la política de aislamiento, como aquella de tratar de aumentar los lazos no dan señales de éxito. O sea, el régimen se ha mantenido a lo largo del tiempo, a pesar de que ha tenido aliados y detractores internacionales.
Pero, tiene usted toda la razón al decir que el Presidente Obama dijo, y lo cree, que «esto no ha funcionado, intentemos algo diferente y vamos a ver».
Hay otra razón, aparte de, no sé si decir, de este idealismo o este pragmatismo de Obama. ¿Quiénes están detrás del lobby a favor de levantar el embargo y normalizar las relaciones? Wallt Street, todo el sector agroexportador, toda la industria del turismo, toda la banca, toda la industria de los puertos, y por último, todos los grupos religiosos. El embargo trae un problema muy serio con los sectores evangelizadores de Estados Unidos, porque les cuesta trabajo desplazarse. Entonces si se hace esta reunión de los diversos grupos se tiene una influencia de los sectores más hipercapitalistas con los sectores más religiosos del país. Esto es la coalición republicana. Lo que ha hecho Obama es que ha atraído a los muy liberales, que siempre han estado en contra de la política imperialista contra Cuba, junto al lobby de todo el sector privado, más el sector religioso y ha sido brillante, porque hizo que el ala conservadora del partido republicano se quedara aislado.
El senador Marcos Rubio y el grupo de legisladores cubano americanos que estaban defendiendo el embargo se quedaron como si el partido republicano los hubiera abandonado y, hoy por hoy, con todos los lobbies que quieren prestar financiamiento, más la convicción personal de Obama, sumada a esta situación política, el Presidente dijo: aquí yo gano de todos modos. Hizo un cálculo: cuántos votos voy a perder en el distrito electoral de Miami, que es muy importante porque el Estado de la Florida es muy reñido en las elecciones y ha decidido jornadas electorales. Obama se dio cuenta que hoy por hoy la mayoría de los cubano americanos ya no son tan pro embargo como antes. Entonces se trata de un riesgo que se puede tomar políticamente y que en Miami no lo va a afectar y a la hora de la verdad cuenta con una coalición significativa.
Conclusión. Esto es indetenible, desde el punto de vista de los Estados Unidos. El único que lo puede detener es Raúl Castro, si quisiera, y si fuera Fidel, ya lo habría detenido.