El gobierno boliviano en contra de ERBOL
El vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera, creó una polémica con sus declaraciones del pasado nueve de agosto. En la ocasión dijo que no se daría publicidad estatal a los medios que “hacen política”, “mienten”, “nos dicen de todo”. El propio presidente Evo Morales ha criticado a ciertos programas informativos por dar excesiva voz a los sectores que protestan contra su Gobierno. La advertencia está dirigida principalmente a la cadena de emisoras populares, ERBOL.

En Radio Media Naranja tres entrevistas con la reconocida periodista y presentadora radiofónica, Amalia Pando, con el director de ERBOL, Augusto Peña y con Erick Torrico del Observatorio Nacional de Medios, reconocido experto latinoamericano y autor de diversos libros sobre comunicación.
A mediados de 2007, una delegación del Comité de Protección de los Periodistas visitó Bolivia para evaluar las condiciones de la libertad de prensa en el país andino. La misión se reunió con el presidente Evo Morales, el Vicepresidente Álvaro García Linera, periodistas, editores y ejecutivos de medios en La Paz, y en Santa Cruz de la Sierra. Carlos Lauría, Director del programa para las Américas, redactó un informe positivo en términos generales, ya que las tensiones existentes en ese momento eran las normales que se dan entre la Prensa y el poder, máxime cuando la cultura democrática de Bolivia es de reciente data y no se entiende, desde la política, la labor crítica del periodismo.

Resulta deplorable que solo dos años más tarde Reporteros sin Fronteras califique de crítica la realidad en los países andinos, debido a la violencia, las intimidaciones y los bloqueos que mantienen un fuerte clima de polarización política mediática.

La campaña en contra del ERBOL ha subido de tono, hasta el extremo de acusar a la red de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.
El destinar el presupuesto publicitario del Estado a fines selectivos corresponde a una práctica que se creía solo de los gobiernos conservadores. Con palabras diferentes, resulta que un gobierno que se dice revolucionario recurre a las mismas maniobras del adversario para limitar y coartar la libertad de expresión.