Nicaragua: ¿Dictadura? ¿Sultanato? ¿Populismo totalitario?
Ana Margarita Vijil es Presidenta del Movimiento de Renovación Sandinista, MRS, de Nicaragua, uno de los partidos barridos del juego democrático por el gobierno de Daniel Ortega, en las elecciones del seis de noviembre recién pasado. El acto electoral ha sido condenado por la mayoría de la comunidad internacional.

El Partido Liberal Constitucionalista, PLC; Partido Liberal Independiente, PLI y Partido Conservador no armaron ningún escándalo cuando la oposición agrupada en la Coalición Nacional por la Democracia (CND), nueve agrupaciones de derechas e izquierdas que se presentaban de forma conjunta a los comicios fue eliminada de un plumazo por el gobierno. Como tampoco lo hicieron cuando no se aceptaron observadores internacionales en las elecciones.
El gobierno dice que hubo un 34,7 % de abstención. La oposición asegura que la cifra es mucho más elevada. No es difícil explicar esta creencia. Los lugares de votación no mostraban, como en ocasiones anteriores, esa masiva afluencia de ciudadanos a los que está acostumbrada Nicaragua.
Daniel Ortega no solo es el caudillo político indiscutido de Nicaragua, es también, un potentado económico. Este hombre de extracción humilde logró en pocos años cosechar una cuantiosa fortuna. El economista Adolfo Acevedo asegura que se trata de al menos 2 mil millones de dólares
Paralelo a este auténtico amaño electoral Nicaragua se ha destacado por mantener niveles de crecimiento superiores al promedio de la región. Disciplinadas políticas macroeconómicas, combinadas con una expansión constante de las exportaciones e inversión extranjera directa, han ayudado al país a afrontar las turbulencias económicas y de la subida de los precios de los alimentos y del petróleo. Lo dice el Banco Mundial. La pobreza bajó entre el 2014 y el 2014, 1,5 % del 40,5 al 39.00 No es mucho, pero es.

Las remesas que reciben las familias nicaragüenses son vitales para su sustento. Estas podrían reducirse gravemente con el nuevo gobierno de los Estados Unidos. Sería una grave realidad porque la gente está cansada de confrontaciones. El gobierno lo sabe muy bien y esta actitud más bien pasiva de la población lo favorece grandemente. Estoy pensado para reafirmar esta creencia en palabras del obispo de Managua cuando desde el púlpito decía que la gente debía volver a creer que las cosas pueden cambiar. Ana Margarita Vijil está convencida que las elecciones constituyen un quiebre que lejos de confirmar la legitimidad del gobierno pone al desnudo su precariedad y sus prácticas antidemocráticas.
Vijil ha llamado a salir a la calle a reclamar los derechos que le asisten a los nicaragüenses y que les han sido conculcados por el gobierno. Pero si el gobierno controla todo el poder y las instituciones y encima persigue a disidentes y críticos todo hace previsible que Daniel Ortega y su señora Rosario Murillo se quedarán, por lo menos los próximos 5 años en el poder. Nada más dañino para el país. Lo que necesita Nicaragua son elecciones libres, con todas las garantías que establece la ley, no la engañifa de Ortega y Murillo. Se programa para el próximo primero de diciembre una gran manifestación de repudio al gobierno.
Las vueltas que da la vida, el guerrillero que ayudó a derrocar una de las dictaduras más célebres de la región se transforma en una empresa antidemocrática familiar que prescinde de las instituciones y de los valores democráticos.
Vijil pone de manifiesto que el apoyo internacional es imprescindible para recuperar la normalidad democrática en Nicaragua.