México: insensatez, insensibilidad y prepotencia. Lorenzo Meyer
La Conexión mexicana dedico un día completo a reflexionar sobre la realidad de México, en el local De Balie, en Ámsterdam. Holanda ha invertido, desde 1999, 52 mil millones de euros en México, lo que lo transforma en el segundo inversor después de los Estados Unidos. El profesor Lorenzo Meyer, historiador y analista de reconocida trayectoria fue uno de los invitados a esta jornada. Radio Media Naranja conversó con él sobre la crisis que padece México.
Tiene usted razón cuando dice en su libro más reciente La tragedia persistente, la democracia autoritaria de México, que hay que aprender a releer el pasado para entender el presente y proyectarse al futuro. ¿Ha sido la violencia una constante en la historia mexicana?
Sí, aunque de diferente naturaleza y grado. La violencia nació de una manera que no se asemeja al resto de América Latina. Cuando en 1810 se inicia el movimiento de independencia, a los cuatro o cinco días ya hay el principio de una guerra civil. El liderazgo criollo de la independencia tuvo que recurrir de inmediato al apoyo indígena. No del indígena tradicional sino del que estaba entrando en una etapa rápida de modernización por la minería. La zona en donde se inicia este movimiento es de minería de plata, que tiene, podríamos decir, un proletariado indígena que entra en el movimiento sin saber lo que es la independencia, como una explosión de enojo, de energía social, y ahí que la guerra de la independencia sea muy cruel porque lo es de clases, de raza, política. Cuando se llega finalmente, por cansancio, a la independencia y México nace como nación va a incubarse una guerra entre monarquistas y republicanos, liberales y conservadores, centralistas y federalistas, toda esta mezcla va ir evolucionando hasta llegar, otra vez, a una guerra civil, que va a acabar con la poca estructura institucional que había. México se queda en regiones. Cada quien hace la vida en su propio espacio pequeñito, aparecen los cacicazgos, los hombres fuertes, no hay un poder nacional. Existe una presidencia, un Congreso, un ejército, pero la verdad es que no funcionan como tales.
Los caciques son independientes
En buena medida. Algunos son indígenas, algunos mestizos, otros criollos. La guerra con Estados Unidos es un desastre porque México no es una nación. Estados Unidos está formándose como nación, ya tiene los elementos centrales, México no. Es una guerra entre un conjunto muy lacso de regiones, sin sentido nacional y Estados Unidos. Luego va a venir la intervención de Europa, los franceses. Ahí es donde va a empezar a surgir, realmente, un espíritu nacional, en lo que no es una guerra formal, sino de guerrillas. Cuando se termina esta fase y los franceses son expulsados tarda todavía México en recuperar la paz interna y lo logra mediante una gran violencia. La lucha contra el bandidaje, contra la inseguridad que había en los caminos es muy dura y brutal. La pena de muerte está todo el tiempo en aplicación. Es a finales del siglo XIX cuando México se tranquiliza. Cuando se puede viajar de una región a otra con seguridad. Es el momento en que el poder vuelve a concentrarse en manos de una presidencia muy fuerte, la de Porfirio Díaz, que viene de reelección tras reelección y se vive con el sentido de nación y de institucionalidad autoritaria. No es, desde luego, una democracia, esa nada más está en la Constitución, pero no en la realidad. Hay la existencia de una policía rural, que vendría a ser el equivalente de los carabineros chilenos, relativamente profesionales. El ejército tiene poca importancia, es muy chiquito y esta paz dura poco. Unos veinte años.
Allí viene la revolución mexicana.
Aquí puede acceder a la entrevista completa con Lorenzo Meyer:
Excelente entrevista.
Me quedo con las ultimas consideraciones del senor Lorenzo, si a los mexicanos les ofrecieran unas condiciones de vida dignas no se irian de Mexico, pero ese es justamente el problema de todos los inmigrantes salen en busca de lo que nos les ofrece su propio pais.