La Revolución Bolivariana ya tiene su propio Boris Yeltsin. Se llama Nicolás Maduro.
En medio de una de las peores crisis económicas de la historia venezolana – caída del PIB y de la producción petrolera, inflación descontrolada, desabastecimiento generalizado, incumplimiento de pago a proveedores, etc. – el “obrero” designado hace poco más de un año por el desaparecido comandante Hugo Chávez para sucederlo en la máxima conducción del proceso revolucionario iniciado en 1999 ha optado por el “pragmatismo”, lo cual para la mayoría de los analistas significa el abandono del camino hacia el llamado “socialismo del siglo XXI” y la adopción de medidas de carácter neo-liberal.
Luego de su nunca aclarada destitución cuando era a la vez Presidente de Banco Nacional de Desarrollo (BANDES), secretario ejecutivo de FONDEN, y viceministro de Relaciones Exteriores para Europa, Temir Porras, ex jefe de gabinete de Maduro, reapareció en junio publicando un artículo titulado «¿Qué hacer en esta etapa de la Revolución?», donde propone el «pragmatismo» para referirse a la política económica que se debe impulsar para “salvar a la revolución”.
“Frecuentemente, recuerda el columnista venezolano Melquíades Iguarán, se ha utilizado este término para justificar el acercamiento de la izquierda con el pensamiento dominante en economía”.
“Los gobiernos progresistas o los procesos revolucionarios, de nuestro continente, deben encender sus luces de alerta cuando algún ungido empieza a hablar de pragmatismo”, escribió. “Es seguro que tal gobierno terminará siendo una caricatura, que muestra un “socialismo moderno” y eficiente pero como buen gerente del neoliberalismo camuflado. Desde comienzos del presente siglo, los economistas neoliberales, para justificar sus propuestas y enfrentar las duras críticas que recibieron, optaron por justificar sus contrabandos ideológicos con el argumento del pragmatismo”. Y se refirió a los casos del Uruguay de Mujica con Danilo Astori, ministro de Economía del primer Gobierno del Frente Amplio, como Vicepresidente; del Brasil de Lula (elogiado por el FMI y el Banco Mundial); del Chile post Pinochet; del Perú de Ollanta Humala e, inclusive, del intento frustrado en la Cuba de Fidel.
Tal vez Iguarán no incluyó a Argentina porque el nuevo ministro de Economía, el imberbe Axel Kicillof, aún no había comenzado el giro en la política económica de ese país (liberación del mercado de divisas, las negociaciones con el Club de París y el pago al 85 por ciento de los “fondos buitres”, por ejemplo).
En Venezuela una de las primeras señales públicas en esta dirección fue la reciente destitución de Jorge Giordani, un ingeniero electrónico, profesor y político de origen dominicano e italiano, nacionalizado venezolano, un marxista ortodoxo, quien como Ministro del Poder Popular para la Planificación fue uno de los principales asesores de Chávez.
La reacción en los medios financieros internacionales no se hizo esperar. Un informe del Bank of America-Merrill Lynch (The glass is half full) destacó la salida de Giordani del Banco Central y de la junta directiva de PDVSA (cargos que actualmente ocupaba) como «una fuerte señal de la disminución de la influencia del ala marxista radical en temas de política económica. Este cambio en la correlación de poder es vital porque la mayor parte del gradualismo excesivo que hemos visto hasta ahora se ha debido a la capacidad de los radicales para ejercer el poder de veto sobre decisiones políticas claves».
En un informe sobre Venezuela, divulgado el pasado 12 de junio, el economista jefe de Merrill Lynch para la región andina, el venezolano Francisco Rodríguez Caballero, indicó que, tras sus reuniones con las autoridades, pudo concluir que consideraban deseable una unificación cambiaria en corto plazo y que se acelerarían los ajustes en virtud de que este año no se realizará ninguna elección. “Con la totalidad de la junta directiva del Banco Central y todos menos uno de los ministerios de economía pertenecientes al sector “pragmático”, estas barreras deben ser menos relevantes”, celebró el Bank of America. Desde el año pasado venían «recomendando» aplicar un programa más agresivo de ajustes macroeconómicos. Y esta «victoria» la presentaron como un triunfo de los «pragmáticos» neoliberales en contra de todo lo que en tres lustros había avanzado la Revolución Bolivariana.
En abril, un informe del Bank of America señalaba: «Esperamos que el gobierno haga una transición hacia una sola tasa de cambio en 2015, la cual estimamos que se estabilizará a 45 bolívares (por dólar)». El banco estadounidense presiona para que la tasa del Sicad 2 ascienda hasta converger con el tipo de cambio del mercado paralelo, a unos 70 bolívares por dólar para fines de 2014. Y sin tapujos, le ofrece argumentos a los decisores políticos venezolanos, al señalar que la lejanía de un proceso electoral permitirá al gobierno realizar esos ajustes cambiarios sin pensar en su costo político, pero al mismo tiempo logrando ingresos fiscales que permitan asumir la expansión del gasto en 2015, año para el que están pautados los comicios legislativos.
En realidad, lo que el mercado y los economistas ortodoxos quieren imponer, sin fundamento alguno, es la premisa de que la liberalización es sinónimo de eliminación de la brecha cambiaria, lo que, evidentemente, no es factible en períodos de alta incertidumbre como el que vive hoy Venezuela. Se trata de presionar y exigir más dólares y menos control para los empresarios, bajo la excusa de que la oferta contenida en un precio techo de referencia estable (en torno a los 50 bolívares por dólar) produce un desabastecimiento que los obliga a seguir acudiendo al mercado paralelo.
La respuesta de Giordani tampoco se demoró. En una extensa carta abierta que tuvo gran impacto nacional e internacional acusó a Maduro de carecer de liderazgo, generar una sensación de “vacío de poder” y ceder a presiones de sectores privados que buscan volver al modelo capitalista.
“Resulta doloroso y alarmante ver una presidencia que no transmite liderazgo, y que parece querer afirmarlo en la repetición, sin la debida coherencia, de los planteamientos”, escribió.
También señaló que desde el agravamiento de la salud de Chávez, en diciembre de 2012, empezó a perfilarse “una nueva propuesta”, y el gobierno comenzó a ceder ante los sectores privados.
“La política frente a los agentes privados es al menos confusa y las presiones de esos agentes parecen abrir camino a la reinstalación de mecanismos financieros capitalistas (…) A la luz de estos hechos surge una clara sensación de vacío de poder en la presidencia de la República”.
Esto, apuntó Giodani, ha dado surgimiento a “centros de poder, destruyendo la tarea de instituciones como el Ministerio de Finanzas y el Banco Central, y dando por hecho consumado la independencia de PDVSA (Petróleos de Venezuela) del poder central”.
«Con la ausencia del Presidente Chávez y las escasas reuniones sustantivas del Consejo de Ministros me llevaron a la elaboración de una serie de documentos para alertar acerca del estado de las situaciones. (…). Se trataba de efectuar los nombramientos de dirección en los grandes fondos financieros del gobierno, (FONDEN, Fondo Chino, Tesorería, Banco Exterior, Banco Industrial), con la necesidad de romper con la percepción de corrupción en el manejo de esos fondos. Todavía la ciudadanía espera que se informe sobre los casos de corrupción allí y en el manejo cambiario que, según la ex presidenta del Banco Central, Ecmée Betancourt, significaron para el Estado una pérdida de 20 mil millones de dólares en apenas dos años”, añadió.
Por otra parte, recordó que “Se planteó la necesidad de construir un liderazgo político colectivo para hacerle frente a la relativa ausencia del Presidente Chávez y sus preocupantes condiciones de salud, ya anunciadas por él mismo en su alocución del 8 de diciembre. La urgencia de una mayor y más profunda articulación del sector militar con el pueblo venezolano, el peligro de tratar de imitar el comportamiento del Comandante Chávez en cuanto a la política comunicacional, el desconocimiento del hecho económico sobrepuesto a la voluntad política, las decisiones inconsultas con el equipo económico financiero que tendían a crear un nuevo estilo de gobierno y la injerencia de una asesoría francesa que nada tenía que ver con la situación que vivía el país…”, entre otros problemas.
¿Ignacio Ramonet un pragmático?
Con respeto a la mencionada “asesoría francesa” Giordaní no aportó más información, pero fue el economista argentino Claudio Della Croce quien a través de Internet reveló detalles verdaderamente sorprendentes.
Así como Yeltsin recurrió al economista estadunidense (discípulo de Milton Friedman) Jefry Sach, para diseñar e implementar la estrategia de shock neoliberal en Rusia, Maduro contaría con la asesoría de un grupo de franceses promovido por….el famoso periodista Ignacio Ramonet, director de “Le Monde Diplomatique en español” y una de las figuras principales del movimiento “altermundista”.
Della Croce escribió que “Ignacio Ramonet, un pragmático lobbista socialdemócrata francés, que ya en 1999 había colocado cerca de Hugo Chávez a dos de sus discípulos, Maximilian Arbelaiz y Temir Porras, acercó a un columnista de “Memoire des Luttes”, Jacques Sapir, experto en temas rusos, quien visitó Venezuela a principios de noviembre del 2013, luego de la cual redactó un informe donde divulgó cifras y estudios reservados, que le habían sido facilitados por el gobierno”. Pero ya desde el año pasado – siempre según Della Croce -, el gobierno de Maduro, a instancias de la conexión francesa, confió en el «asesoramiento financiero» de la trasnacional de origen francés, Lazard, con oficinas también en Estados Unidos. Anteriormente conocido como Lazard Frères y Co., hoy sus servicios incluyen el asesoramiento en fusiones y adquisiciones, reestructuraciones, recaudación de capital y gestión de activos, entre ellas la quiebra histórica de Lehman Brothers Holdings. Por eso no extraña que el 13 de junio pasado, el vicepresidente del Área Económica y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, en una conferencia organizada por la firma Lazard Asset Management, que se realizó en Londres, haya asegurado que «habrá convergencia en los tipos de cambio a corto plazo”, reconociendo así la necesidad de avanzar en el levantamiento gradual del control cambiario.
Según el articulista argentino, “actualmente el asesor francés de mayor importancia es Matthieu Pigasse, Jefe de la Sovereign Advisory Group and Chief Executive Officer de Lazard France at Lazard Ltd.; co-dueño de Le Monde Diplomatique, quién también ha asesorado a los gobiernos de Ecuador, Argentina y Grecia en planes macroeconómicos.
El viraje
La agenda que vendrá, según John Magdaleno, director de la consultora Polity, incluirá reforma fiscal, otros aumentos de precios y el incremento de la gasolina, subsidio por el cual el Estado cancela 12 millardos mensuales, y la electricidad. Ya a principios de este año el nuevo mercado cambiario llamado “Sicad II” abrió una válvula al control cambiario y luego se han fijado nuevos precios de productos básicos, algunos convenidos directamente con empresarios y no publicado en Gaceta Oficial. Y sobrevendrá la flexibilización de algunos trámites relativos al certificado de no producción, la seguridad social y la ley del trabajo. Alejandro Cáribas, ex presidente de la Superintendencia de Bancos (1999-2002) cree que el gobierno debe actuar en «el corto plazo porque no hay forma de revertir la escasez ni la inflación».
“Seguramente quien liderará esos cambios será Rafael Ramírez, vicepresidente del área económica desde octubre de 2013, además de ejercer la presidencia de PDVSA y ser ministro de Energía y Petróleo”, pronosticó Della Croce. Ramírez se inclina por la reducción de importaciones a un nivel óptimo, eliminación del financiamiento a PDVSA y al Estado vía emisión monetaria, más ajustes de precios, y unificación de fondos parafiscales con las reservas internacionales, medidas aparentemente dirigidas a incentivar y facilitar la inversión extranjera en Venezuela. Su anuncio sobre la eliminación del financiamiento a PDVSA y al Estado vía emisión monetaria (del Banco Central), obedece a una condicionalidad de los bancos de inversión extranjeros ya que fue, precisamente, durante su gestión como presidente de PDVSA, cuando se instauró el mecanismo de poner en funcionamiento, de forma vertiginosa, la maquinita de hacer dinero desde el Banco Central generando una expansión monetaria que contribuyó a entronizar la dinámica especulativa con el precio del dólar.
La receta de Ramírez apunta a alcanzar equilibrios macroeconómicos en el mediano y largo plazo, mientras que Maduro pareciera preocupado por planes de sobrevivencia en el corto plazo, cuando está jaqueado por la crisis económica interna y su impacto en los niveles de malestar popular, las siempre presentes presiones del Imperialismo, las divisiones internas, las intermitentes movilizaciones de la ultra derecha fascista, paramilitar y terrorista y los primeros pronunciamientos críticos de militares retirados (algunos de ellos ex camarada de lucha de Chaves). Sin embargo, los ajustes fiscales y cambiarios conllevan altos costos políticos, lo que se torna peligroso en un contexto de pérdida de popularidad.
Para hacen frente a semejante panorama la política gubernamental parece haber optado por una doble estrategia. Por una parte, Maduro anunció la realización de sesiones con los vicepresidentes y ministros, entre el 1° y 15 de julio, “para revisar el nivel de cumplimiento y ejecución del presupuesto de los proyectos, cómo van las misiones, los métodos de trabajo, cómo se debaten los temas y la toma de decisiones”. Por la otra, una convocatoria a una mesa de diálogo y conciliación nacional, en la que ni el chavismo ni el fascismo criollo depositan grandes expectativas.
Con respeto a las divisiones internas cabe destacar que Giordani no se quedó solo, “arando en el desierto”. Héctor Navarro fue suspendido como miembro de la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por sus manifestaciones de solidaridad con la carta en cuestión. La vicepresidenta del Parlamento Latinoamericano sección Venezuela y dirigente del PSUV, Ana Elisa Osorio, apoyó a Navarro. El ex ministro de Industrias Básicas y Minería, Víctor Álvarez, aunque criticó a Giordani por no haber asumido su cuota de responsabilidad en los males que denunció, calificó como “stalinistas” las prácticas de la dirección del PSUV para sancionar a los disidentes. Por su parte, Fredy Bernal, diputado del PSUV y uno de los hombres más cercanos a Chávez declaró que no considera que ni Jorge Giordani ni Héctor Navarro sean traidores, y reiteró “lo que haya que discutir lo discutiremos en el PSUV”.
Pero la reacción más contundente provino del dirigente y editorialista de izquierda Toby Vaderrama quien sostuvo que “la Revolución ha sido traicionada por una socialdemocracia “pequeñoburguesa” que se ha hecho con el poder y nos lleva “de regreso al capitalismo”.
El III Congreso del PSUV
La gran pregunta es cómo procesará esta crisis interna el III Congreso del partido de gobierno, el PSUV, que se celebrará los días 26, 27 y 29 de julio en Caracas.
Maduro y su entorno, por lo pronto, ya han hecho saber que esperan un apoyo incondicional a las políticas del gobierno y, con tal propósito han trabajado para garantizar una abrumadora presencia y participación de delegados afines. El clientelismo, el servilismo y el oportunismo suelen ser las motivaciones con mayor poder de convocatoria dentro de los partidos oficiales. El peronismo en Argentina es la mejor prueba de ello.
Pero, en esta caso nadie apuesta al consenso y, mucho menos, a la unanimidad. Bernal consideró que “es la última oportunidad que tiene el partido para, mediante la democracia, la crítica y autocrítica, el respeto a todas las opiniones y corrientes bien intencionadas, asumir su papel dirigente y reimpulsar el proceso revolucionario”. También exhortó a construir un Poder Comunal Autónomo y a retomar las “3R” planteadas por Hugo Chávez: “revisión, rectificación y reimpulso de la Revolución”.
De no ser así, para beneplácito de los fascistas venezolanos, el fantasma de la división puede convertirse en una realidad.
Para imponer el shock neo-liberal Yetlsin comenzó por destruir a cañonazos la sede del Parlamento ocupada por la vieja guardia comunista (“conservadora” según todos los Jefry Sach del mundo) ¿Qué hará Maduro si resulta que el III Congreso del PSUV se impone el chavismo histórico contra los intentos de imponer el viraje neo-liberal en nombre del “pragmatismo”, la eficacia y la eficiencia de la economía? Habrá que esperar, mientras el debate pre Congreso arrecia.