José Miguel Insulza: El juicio de La Haya es un obstáculo para el diálogo con Bolivia

La demanda ante la Corte Internacional de Justicia, presentada en abril de 2013, no alude al tratado de 1904. Bolivia afirma que Chile habría ofrecido o insinuado en diversas ocasiones una solución con soberanía marítima. De demostrarse esa voluntad unilateral chilena la Corte, dice el gobierno de La Paz, podría exigir negociaciones prontas y eficaces para resolver el problema. Sin embargo, Chile piensa totalmente diferente y la argumentación que presentará en julio próximo cree poder demostrarlo.
Esta es la conversación con José Miguel Insulza, nuevo agente chileno ante la Corte.

Usted se presenta ante la Corte Internacional de Justicia como nuevo representante chileno ante la demanda boliviana. ¿Cuál es su mensaje a los miembros de la Corte?

Nuestro mensaje es de continuidad. No ha habido una decisión política para cambiar al agente. Aunque éste tenga un perfil político un poco mayor. Felipe Bulnes renunció porque quería dar un paso al costado. Por el contrario, se le pidió que reconsiderara su decisión, pero él insistió en que deseaba renunciar y la Presidenta finalmente la aceptó. No hay mensaje de que cambiaron las reglas del juego o los términos para hacer algo distinto. No. Soy complemente solidario con lo que se hizo antes y la línea del gobierno de Chile va a continuar siendo la misma.

José Miguel Insulza
José Miguel Insulza

25 de julio, fecha para que Chile presente la contramemoria. ¿Cuáles son las perspectivas, la contundencia de la argumentación chilena para esa fecha?

Hemos estado discutiendo y no quiero adelantar muchos detalles de la memoria. Vamos a responder los puntos que Bolivia ha planteado. Pero primero vamos a exponer cómo vemos nosotros la situación.

Hay un serie de cosas que son, a mi juicio, históricamente insostenibles. Por ejemplo, que Bolivia haya sido obligada a firmar un tratado, cuando estaba firmando tratados similares con sus otros vecinos. Un poco raro. O lo obligaron todos o no lo obligó ninguno. Así es que nosotros vamos a hacer nuestra narrativa sobre el tema. Luego responderemos a las cosas que dice Bolivia sobre el tema en discusión. Que no es si Bolivia debe tener salida al mar o no. Sino si Chile le prometió a Bolivia negociar con ellos una salida al mar y si ha cumplido.

Es interesante comparar las peticiones que Bolivia ha planteado públicamente, con lo que la Corte dijo: si Chile prometió algo a Bolivia y si Chile cumplió o no. No vamos a involucrarnos en que si Bolivia tiene derecho o no. Simplemente si ello existió.

Tampoco vamos a entrar a discutir los títulos de nuestra soberanía. Creemos que no es el momento. La tenemos muy clara, sino que vamos a pedir que nos demuestre, como ya lo pidió un juez en la sesión preliminar, en qué momento se hizo esa promesa y porque subsiste hasta ahora. Porque aquí, de alguna forma, se pretende decir que a lo largo de la historia se fue contrayendo esa promesa y es ad eternum. Alguien en Bolivia ha dicho que hay que negociar hasta que se logre un resultado. Y si no, se sigue negociando hasta que se logre un resultado. Eso no me parece razonable.

Nosotros hemos cumplido siempre y hemos estado dispuestos a conversar con Bolivia, pero nunca hemos estado comprometidos a hacer una cosa especial con ellos.

Hubo en la historia del país, a lo menos dos momentos en que daba la impresión que se habrían las posibilidades para darle a Bolivia un trozo de territorio con soberanía al mar. Uno, en el gobierno de Gabriel Gonzalez Videla. Dos, bajo la dictadura de Augusto Pinochet. ¿Qué lleva a Chile a cambiar esa postura por una llamada “cerrazón” Mire, no queremos discutir nada sobre soberanía marítima.

Dos cosas. Primero, no voy a entrar en detalles, pero me da la impresión que las que usted señala son las negociaciones más serías que ha habido con Bolivia desde 1904. El intercambio de notas de 1950, sobre el famoso tema del corredor boliviano, en cada nota, al pie de la página, a un lado, en cualquier parte de la página, se dice que esto es sin perjuicio de los derechos que tiene Chile en virtud del tratado de 1904. Por lo que creo que la negociación fue mucho más restringida que lo que se ha presentado. Y además Bolivia así lo aceptaba.

En Charaña, efectivamente hubo una oferta concreta de hacer un intercambio de territorio, no una cesión. Desde el principio hasta la mitad o un poco más allá de la mitad, esto fue con una compensación que posteriormente se concretó en un intercambio de territorio. Pero desgraciadamente no funcionó. Se dice que fue por Perú. Puede ser que Perú haya dicho que no, pero yo creo que decía otra cosa. En diplomacia en lugar de decir no quiero, se plantea otros términos. Pero lo que realmente sucedió es que Bolivia retrocedió en el tema de la compensación. Por lo tanto cambiaron los términos de la negociación que se habían fijado previamente. Hoy día Bolivia no puede demostrar que nosotros nos hallamos parado de la mesa y no hayamos cumplido el compromiso. Fue el único momento en el que al fijar las bases de la negociación, nosotros dijimos vamos a negociar esto. Y estuvimos allí hasta el último día.

La segunda cosa. La famosa agenda de trece puntos tiene un significado muy claro. Nosotros estamos dispuestos a escuchar lo que Bolivia nos quiera plantear.

Incluido el punto número seis sobre la salida soberana al mar.

Por supuesto. Si uno va a conversar tiene que escuchar lo que el otro va a decir. Cuestión distinta es lo que va a contestar, pero nunca debe anunciar una respuesta hasta que no escuche, porque si no, no es conversación.

Es decir que no es efectivo aquello que dicen algunas autoridades bolivianas que la pretensión de Chile es discutir no trece, sino doce puntos.

No. Nosotros estamos dispuestos a discutir trece y los puntos que sean necesarios sobre todos los temas que Bolivia desee, pero no estamos dispuestos a aceptar que esa discusión tenga un resultado previamente establecido. O sea, me siento a conversar contigo para que hagas esto. No. Converso contigo, te planteo los temas y nosotros veremos libremente que es lo que hacemos.

Ahora mucho menos con lo que ha pasado. La diplomacia internacional está compuesta de negociaciones. Uno siempre conversa cosas. Si un buen día le van a decir, “mira, estos cien años que hemos tenido conversaciones intermitentes, no siempre, demuestran que tú estás comprometido conmigo”, entonces yo voy a tener mucho cuidado al negociar la próxima vez. Si cada negociación que haga va significar un compromiso eterno. Ese es el punto. Nosotros estamos dispuestos a una negociación con Bolivia siempre, pero como lo ha dicho nuestro Canciller, ellos están ante la Corte, que salgan de la Corte y vamos a conversar sobre lo que ellos quieran, incluido el punto que sea.

A propósito de esto mismo, usted, entre otras cosas, es conocido como un hombre de la negociación,  de búsqueda de consensos. Entiendo que la posición chilena es, mire, mientras todo esté radicado en La Haya, esto es muy difícil. Pero a pesar de los pesares, sigue usted abierto, en la esperanza de abrir un diálogo. Se lo pregunto por una razón muy concreta. Este es un problema permanente y va a ser una piedra en el zapato para Chile, que desvía recursos económicos y humanos que podrían servir para otros propósitos.

Es un obstáculo pero no hemos tenido solo obstáculos, sino también grandes momentos en nuestra relación con Bolivia. Si uno mira el Tratado de 1904, nosotros cumplimos esos compromisos desde el principio, pero después hubo los gaseoductos, después hubo el camino, los almacenes, en donde se almacena la mercadería boliviana a costo de Chile. Es decir, hemos tenido una relación bastante más rica que el puro discutir este tema.

Creo que las cosas se ven de mejor manera cuando se trabaja conjuntamente. Nosotros trabajamos mucho más fuerte en la integración entre el sur del Perú, el norte de Chile y el oeste de Bolivia. Probablemente tengamos mucho mayor resultado y mayor hermandad que pasar a cada rato discutiendo esto. La gente se pone más flexible, dialoga más, tiene mejores lazos cuando trabaja junta. Desgraciadamente eso que está ocurriendo ahora paraliza un poco el debate y la acción conjunta. Por eso le decía, nosotros estamos dispuestos con entusiasmo a conversar con Bolivia sobre todos los temas que ellos quieran, siempre que se termine el obstáculo que ahora tenemos que es el juicio en La Haya.

Ud. acaba decir una cosa que es muy importante, ha nombrado una suerte de polo de desarrollo, Perú, Bolivia, de repente el norte de Argentina. Eso puede ayudar mucho a las buenas relaciones.

Por cierto. Usted agrega el norte de Argentino, naturalmente. He conversado con el gobernador de Salta y él tiene gran interés en ese tipo de procesos. En ese sentido la Convención del Pacto de Bogotá es muy sabia. Dice que no se pueden emplear dos formas de solución de controversias al mismo tiempo. Y entre las formas de solución de controversias el Pacto de Bogotá enumera el diálogo directo. Pero estamos en otra, en el recurso ante la Corte Internacional de Justicia. ¿Por qué razón no hay un paralelo? no puede haberlo porque necesariamente el uso de una forma determinada de negociación contamina la otra. Si uno de dedica al diálogo directo, entretanto los jueces tienen que estar pendientes qué es lo que están conversando las partes. Si uno está en el juicio, es más cuidadoso de lo que dice en el diálogo. Por lo tanto no es posible las dos cosas. No podemos tener un diálogo hoy si tenemos un juicio pendiente, porque el abogado de la demanda ataca con todo y el que defiende, defiende con todo. Esa es la realidad. Por lo tanto, nosotros no tenemos ninguna posibilidad de sentarnos en una mesa y menos aún, repito, cuando en 20 años más van a decir, “estuvimos sentados en tal fecha y ustedes dijeron esto”. Eso es lo que ha complicado estas cosas.

El otro día, creo que el Canciller Choquehuanca  habló de la confianza. Tenemos que reconstruirla y hoy día no estamos en una fase de reconstruir confianza.

Escuchándolo y a riesgo de equivocarme me da la impresión que su discurso tiene, entre otras cosas, el propósito de bajarle el perfil a los exabruptos de ambos lados. ¿Me equivoco?

Yo creo que no ayudan los exabruptos de ambos lados y ciertamente hay voces que se levantan en los países. Estas cosas agitan una cantidad de sentimientos, pero cuando este juicio concluya, no digo el problema, vamos a seguir uno al lado del otro, vamos a seguir teniendo una frontera común. Hoy día el porcentaje de comercio exterior boliviano sale por Arica y por Antofagasta. Eso va seguir pasando. Por lo demás sigue pasando en estos días y los almacenes se van a seguir ocupando. Hoy estamos reparando parte del camino entre Arica y Tambo Quemado que es la parte del camino internacional que nos toca a nosotros. Esto está lleno de proyectos que van a seguir funcionando.

Entonces no tiene ningún sentido quemar las naves y pelearse haciendo que las sociedades participen en el debate. Vamos a La Haya, discutamos allí el asunto y entretanto sigamos viviendo juntos. Se han hablado muchas cosas del Tratado de 1904 que rigen todas nuestras relaciones, pero debajo de él están los acuerdos comerciales y paralizar esa infraestructura es un gravísimo error.

Yo creo que tenemos que mantener una relación normal con Bolivia y enfrentar el juicio. Y creo que en ese sentido los exabruptos no sirven.

José Zepeda

Periodista, productor radiofónico, capacitador profesional.

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