Gina Vargas, feminismo y democracia radical

Virginia Vargas, socióloga, militante feminista, co-fundadora del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán en 1978, demanda, en esta entrevista con Radio Media Naranja, la necesidad de cambiar discursos y relaciones sociales donde la categoría de mujer implique subordinación. Habla de una democracia integradora que alcance a la mujer del campo o de la ciudad, a la indígena o a aquellas que sufren discriminación o son excluidas por el hecho de ser mujer. Una democracia sustentada por un Estado laico.

gina-640_dsc5470Fue el 11 de abril del 2015. Cuando comenzó el movimiento, #niunamenos, que ha logrado implicar a toda la sociedad argentina, políticos, famosos, periodistas, y culminó con una manifestación inédita en varias ciudades del país en la que cientos de miles reclamaron más medidas contra la violencia machista, que mata una mujer cada 30 horas en Argentina. En Lima, participaron miles de hombres y mujeres de todas las edades, así como miembros de organizaciones civiles y sociales, organismos del Gobierno y representantes de partidos políticos, el pasado 13 de agosto. En abril de este año 27 manifestaciones en ciudades mexicanas.

Las mujeres tienen los empleos más vulnerables: a tiempo parcial o el trabajo por cuenta propia, ya que la mayoría tiene también a cargo el cuidado de los niños y los ancianos.

Un agravante son las licencias de maternidad. Debido a su corta duración, muchas mujeres abandonan sus trabajos remunerados para poder encargarse del cuidado de sus hijos, ya que las posibilidades de pagar una guardería o dejarlos al cuidado de alguien suelen ser escasas o muy costosas.

Según el Banco Mundial solo pocos países garantizan licencias pagadas que se ajustan a la norma recomendada por la Organización Internacional del Trabajo. Hablamos de 16 semanas, es decir, unos 112 días corridos:

Por otra parte el ingreso de la mujer en el mundo laboral parece haberse estancado. En la década de los 90, la tasa de participación laboral femenina pasó del 53% al 62%. Pero en los primeros 10 años del 2000, cuando Latinoamérica vivió uno de los auges económicos más importantes de su historia, la presencia de mujeres en el mercado de trabajo solo aumentó tres puntos porcentuales.

Gina Vargas dice que la política feminista debe ser entendida no como una forma destinada exclusivamente a la persecución de los intereses de las mujeres como mujeres, sino más bien como la búsqueda de las metas y aspiraciones feministas dentro del contexto de una  amplia  articulación de demandas. Esas metas y aspiraciones consisten en la transformación de todos los discursos, prácticas y relaciones sociales donde la categoría “mujer” implica subordinación, ya sea de clase, raza o género. Virginia la llama democracia radical, vale decir, una democracia integradora que alcanza a las mujeres de la ciudad y del campo, a las indígenas, a las discriminadas o excluidas por su condición sexual. Una democracia sustentada por un Estado laico.

José Zepeda

Periodista, productor radiofónico, capacitador profesional.

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