General venezolano Clíver Alcalá: hay dudas legítimas sobre la muerte de Chávez
El Mayor General del Ejército retirado Clíver Alcalá Cordones, ex comandante de la Red de Defensa Integral de Guayana, arremete en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro, mientras el país sigue contando muertos durante las protestas en contra de la constituyente y a favor del respeto de la Constitución de 1993. El militar piensa que hay dudas legítimas sobre el tratamiento y la muerte del presidente Hugo Chávez, como consecuencia de la deriva que vive el país a manos de una élite que mantuvo en secreto el diagnóstico y la convalecencia del comandante Chávez y que, presumiblemente, mantuvo a raya a estos personajes mientras vivía, pero que coparon el poder una vez que el líder desapareció de la escena nacional.

Alcalá considera la élite que domina a Venezuela capaz de cualquier delito para mantenerse en el poder. Es precisamente la prescindencia de las normas establecidas por la Constitución de 1999 la que ha sumido al país en una crisis que ninguna constituyente puede resolver porque el verdadero problema del pueblo venezolano es el hambre que está pasando y la ausencia básica de salud.
Las fuerzas armadas forman parte de los mismos padecimientos nacionales y no es dable imaginar de ellas otra cosa que actitudes personales, que no ayudan en nada porque lo único que consiguen es darle al gobierno material para manipular y pregonar que es víctima del ataque de uniformados traidores y otros epítetos por el estilo. Si algo es seguro en las Fuerzas Armadas venezolanas es la desmoralización y la reducción a menos de la mitad de su capacidad operativa. Esta realidad no solo sería consecuencia de la crisis general, sino de un plan del presidente Maduro para arruinar a las Fuerzas Armadas.
Agrava el malestar entre los uniformados el hecho de que los mandos de las FF.AA. tienen la misión de obligar a los militares a que voten. Así, cada miembro debe presentar una constancia firmada y sellada por el jefe del centro de votación, en donde conste que votó para la constituyente.
Los venezolanos están llamados este domingo a elegir a los miembros de la Asamblea Constituyente. 545 personas tendrán la tarea de redactar una nueva Carta Magna que sustituirá a la promulgada en 1999 bajo la presidencia de Hugo Chávez. La oposición y gran parte de la comunidad internacional considera ilegítima la convocatoria. Diversos gobernantes y personalidades le han pedido al presidente que desconvoqué la elección, pero Maduro está empeñado en seguir adelante con su propósito.
A primeras horas de la mañana el presidente Maduro ordenó que las redes sociales solo y unicamente oueden mecionar el proceso de votación para la asamblea constituyente, motivar al voto y destacar la importancia de la constituyente. Está terminantemente prohibido mencionar a la oposición y sus actos. Se trata de una vuelta de tuerca más en la supresión de la libertad de prensa y expresión. La medida autoritaria no puede ocultar el miedo que guía a su promotor.
Este es el resumen de la entrevista con el general en retiro Clíver Alcalá Cordones.
General, hay dos momentos decisivos en su vida profesional. La primera es el encantamiento con la Revolución bolivariana encabezada por Hugo Chávez. Qué razones lo llevaron a respaldar ese proceso?
Yo aún respaldo el proceso original, no en lo que ha devenido actualmente. Después de la muerte del comandante Chávez, incluso antes, se ciernen algunas dudas sobre su muerte.

Un grupo que venía acompañándolo desde el comienzo, en su mayoría de la corriente socialista, a mi modo de ver, estuvieron retenidos por él, y se posesionan a raíz de su muerte y se reparten cual mafia el país.
Cuando usted dice que hay dudas sobre la muerte de Hugo Chávez, ¿qué significa eso?
Es por el accionar de aquellos que concentraron el secreto y la condición física del presidente, incluida su convalecencia. Incluso llevarlo – claro, por decisión propia, pero que puede haber sido inducido- a Cuba, país que no tiene las condiciones oncológicas de Venezuela. Entonces esa situación, las señales y los hechos actuales de quienes viven de la mentira, del engaño, de la manipulación, hace que esas dudas sean legítimas. Creo que estos sujetos que se apartaron totalmente de lo que se nombra como revolución -del intento de construir algo distinto de lo que se daba tradicionalmente en Venezuela- deja muchas dudas.
Lo que dice, con otras palabras, es que por lo menos en el caso de la enfermedad de Chávez hubo negligencia en su tratamiento.
Negligencia y al igual que la constitución en este momento él era un obstáculo para ellos para profundizar más el accionar delictivo de este gobierno.
Recordemos de dónde viene la mayoría de ellos, de la corriente socialista que tiene la misma ética y la moral, por ejemplo, de las FARC, con la custodia de los narcotraficantes para proveerse de logística y finanzas para poder mantener la estructura. Ahí se refleja el accionar de esta gente. No hay delito que no puedan cometer para continuar. O sea que, basado en el delito queremos mantener la estructura de gobierno.
La ética, el ethos, las buenas costumbres, la moral, el buen proceder y del respeto a las normas son esenciales para construir cualquier referencia política.
En este caso no hay ninguna ética para preservar la revolución y la falta del cumplimiento de reglas nos ha llevado a un día terrible, como es el paro general en el país, en donde nadie puede transitar, a excepción de unas vías principales que garantiza la misma fuerza pública.
No hay entendimiento en Venezuela, y no lo hay porque se desconocen las normas y a la política menuda, que es lo mínimo que se debe respetar.
Las dudas cobran vigencia y debemos estar atentos porque ellos llevan al caos, con un desfalco gigantesco al país.
Una nación que producía tres millones de barriles de petróleo y hoy, solo poco menos de dos millones. La gente hurga en la basura para comer.
Un país en donde el sueldo promedio está por debajo de los cien dólares y mucha gente está en el orden de un dólar diario.
Todo ello le garantiza una riqueza grosera a un grupito reducido que maneja el país como si fuera de ellos.
Los militares venezolanos se han alejado seriamente de su función institucional al asumir tareas vinculadas a la economía, la empresa y la acción política. No se necesita ser experto para concluir que esta distorsión pesa más que todo lo demás y explica que el gobierno de Venezuela sea cívico militar y ¿tal vez más militar que cívico?
No. Creo que este gobierno más que favorecer a las fuerzas armadas la ha deteriorado totalmente. Su apresto profesional en la actualidad, si lo comparo con la fecha de mi retiro, el 2013, está por debajo del treinta por ciento. La moral es muy baja.
Que Maduro ha involucrado a un grupo que, alejado de su juramento se ha adosado a ellos, es otra cosa.
Para Maduro, su plan, que incluye el saqueo y la entrega de la soberanía nacional, también incluye el desmoronamiento de las FF.AA.
El despliegue para la elección de la constituyente inconstitucional -en el pasado se podía ver 14 o 15 efectivos- hoy solo hay tres o cuatro. Eso dice mucho de cómo ha ido acrecentándose el nivel de ausencia de las Fuerzas Armadas. Hay muchos desertores en este último año, que se han marchado fuera del país, y eso deja mucho que desear.
Es dable imaginar que las Fuerzas Armadas Bolivarianas puedan cambiar de actitud y exigir del gobierno el cumplimiento de la Constitución nacional.
La actitud de las FF.AA. obedece a sus circunstancias. Lo que se pueden dar son acciones individuales, de las que soy totalmente contrario, porque justifican al gobierno cualquier manipulación, sobre todo internacionalmente, de que ahora es atacado por militares a los que puede etiquetar de derecha.
Lo que responde las FF.AA. es a las mismas necesidades que padece el país. El tema de la comida es brutal. Ayer, cuando estaba en la carretera, alguien me reconoció y me dijo: “general, el problema es el hambre que estamos pasando”. O sea, Maduro establece una constituyente al margen de las necesidades del pueblo. La oposición se atribuye una lucha contra esa propuesta, cuando la verdadera propuesta que hay que atender es darle comida y salud al pueblo venezolano.
Caminamos sobre espacios muy difíciles y lo mismo vale para las Fuerzas Armadas. Lo digo porque las conozco por treinta y cuatro años de servicio, con las precariedades que existen y por el proceso de involución que se ha dado al interior de las mismas.
Los muertos en las protestas suman más de cien, los emigrantes venezolanos en Colombia suman más de 650 mil, sin contar los que han salido a otros países. Venezuela – no exagero- se desangra humanamente. Y las cosas pueden empeorar. ¿O me equivoco y describo una realidad demasiado pesimista?
No. Creo que te estás quedando un poco corto. Todos los días, a cada hora en los hospitales, en las viviendas, se pierden vidas de venezolanos, no solo porque se van, sino por falta de medicinas o falta de atención. Hoy es una suerte de lotería, como la de mujeres con niños con alimentación precaria y necesidad de medicinas que no consiguen.
Ayer precisamente vacuné a mi hija y pagué 340 mil bolívares, que un poco más de la mitad de mi pensión. Aquellos que no tienen, porque el sueldo mensual no les alcanza sus hijos se quedan sin vacuna.
Peor todavía, retornan al país algunas pandemias que habían sido superadas en las décadas del cincuenta o del sesenta del siglo pasado. Tenemos malaria, difteria, paludismo, como producto de las malas políticas del gobierno. No hay una política coherente de salud. Cambian al ministro de Salud sin dar las cifras oficiales de fallecimientos. Es decir, no hay responsabilidad de estado en la conducción de las políticas públicas.
La situación es muy preciaría. Hay muchas más muertes que cien, que no se señalan porque evitan hacerlo pero se dan a día a día en los hospitales, o en las casas cuando a alguien le da un paro cardiaco porque dejó de tomar una sencilla pastilla que se conseguía fácilmente.
Este es un país en donde el estrés al que está sometido el país hace posible que no haya persona de mi entorno que no me diga que se encuentra totalmente angustiada por lo que va a pasar en los próximos días.
O sea hay un caos. No hay una propuesta política coherente que se le ofrezca a un país que tiene todas las condiciones para salir adelante.
No nos podemos circunscribir a que hay tres mil o cuatro presos políticos cuando todo el pueblo venezolano se encuentra preso e incluso, estando preso, no tiene posibilidad de hacer sus tres comidas al día.
La situación es mucho más terrible de la que tú me presentaste.
Hace un par de días hablando con una chavista disidente, ex ministra, me decía que sobre el llamado al diálogo era pesimista porque si el presidente Nicolás Maduro no escucha a los que han sido aliados, mucho menos escuchará a la oposición.
Ese diálogo de Maduro en donde pregona la paz, es la paz de los sepulcros. Nosotros queremos otro tipo de paz.
Maduro ha sido un manipulador y ha mentido al país continuamente. En una protesta hay cinco muertos y al rato el sale con un grupo reducido que lo acompaña bailando y faltándole el respeto a esas pérdidas de vida.
La constituyente no va a resolver la tragedia que enfrentamos los venezolanos.
El diálogo de Maduro es un diálogo perverso, engañoso. Es un diálogo para tratar de legitimarse.
Aquí no hay elecciones. El funcionario público que no vaya a votar, será excluido, segregado.
Veamos la manipulación de la comida. Si un sargento de la guardia no vota, no le llega la comida que es para un mes y que no dura una semana.
Hablaba con alguien que me decía: “miré el trabajo estadístico en condiciones normales debería votar el 25% del padrón electoral, se trata de tres millones de personas. De un total de 20 millones, un 15% está de acuerdo y de ese total un 10% son funcionarios públicos que van obligados.
Incluso los militares. Hablaba Padrino López diciéndole a las Fuerzas Armadas que fueran a votar por la constituyente.
Un general, que en el pasado tenía ciertas características positivas como uniformado, es hoy pésimo representante militar.
Veremos cómo podemos avanzar en estos días decisivos en los que el futuro del país o entra formalmente en una dictadura o iniciamos la recuperación precaria en estas circunstancias difíciles para la patria.
Usted lo ha dicho, las circunstancias son más graves de lo que la gente se imagina de los padecimientos que viven los venezolanos. ¿Cómo se sale del precipicio?
Yo creo que sale con el respeto a la Constitución y al ejercicio de la misma. La constitución se defiende ejerciéndola. Por eso que cuando uno u otro agarra los caminos que están fuera de la constitución o genera diálogos al margen de la misma constitución irrespeta la voluntad del pueblo. Por eso que el gobierno no hace los ejercicios democráticos de participación. Incluso personas de la oposición con las que he hablado, que considero gente decente, a veces tratan de obviar el cumplimiento y ejercicio de la Constitución y no se dan cuenta que al hacerlo se alejan de la democracia que dicen defender.
La democracia se construye cumpliendo el pacto social. Creo que hay diversas formas de operacionalizarlo.
La Carta Magna fue votada por cerca del 72%, hoy quiere ser derogada sin haber llamado a una participación popular, con el 15% de la población. O sea, no hay legitimidad, de cualquier cosa que se pueda originar en esa elección.
No hay más que acrecentar los niveles de enfrentamiento en el país. La gente me lo dice: “general conseguí munición porque voy a defender mi casa, mis hijos. No es una sola personas, son muchas las que dicen ”ya pasó, ya pasamos el nivel en que debemos defendernos con armas”. Hay una desproporcionalidad total entre el ciudadano decente que quiere defenderse y la fuerza pública abusiva.
¿Cuál sería su mensaje a los integrantes del Ejército en estos momentos?
Primero, ser fiel a la Constitución. La Carta Magna no pierde vigencia hasta que otra sea votada por la gran mayoría de los venezolanos. Mantenerse en contra de la opresión, en contra del abuso y eso se está dando.