Ridao: decir NO a quienes niegan nuestros valores democráticos
Encuentro con pensadores, es una iniciativa del Instituto Cervantes de Holanda. Voces que nos ayuden a desentrañar la complejidad de nuestro presente incierto y nos invitan a la reflexión. Con este propósito se invita a pensadores españoles o latinoamericanos a compartir sus ideas e inquietudes. En el primer encuentro contamos con la presencia de José María Ridao.

Ridao es licenciado en Filología Árabe y en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid. En 1988 ingresó en la carrera diplomática. Es escritor y ensayista. En el capítulo ensayo destacan sus libros La desilusión permanente (2000), Apología de Erasmo (2013), y ahora en el 2017, El vacío elocuente.
El adelgazamiento del estado, la inmigración como chivo expiatorio, el suicidio democrático, la actualidad de los valores de Erasmo, la fabricación de las mentiras de la historia, la revalorización de Albert Camus, la deserción de la Social Democracia, el nacionalismo, los conservadores artífices de la globalización. Son algunos de los temas que comentó José María Ridao el pasado 8 de junio, en el Instituto Cervantes de la ciudad de Utrecht.
Esa noche comenzamos con un nombre: Juan Goytisolo, fallecido hace unos días atrás. Quien fue tantas cosas buenas, entre otras cosas Premio Cervantes 2014. En su discurso de galardonado dijo que era imprescindible: “Volver a Cervantes y asumir la locura de su personaje como una forma superior de cordura, tal es la lección del Quijote. Al hacerlo no nos evadimos de la realidad inicua que nos rodea”.
José María Ridao estuvo en el funeral de Goytisolo. Fue importante asistir al sepelio porque los unía gran amistad, hasta el punto de que Ridao es el albacea de Goytisolo. Lo contamos porque cierto sector retrógrado español ha mantenido siempre un rechazo rotundo a la figura de Goytisolo, al que le acusan de veleidades árabes, que las tenía a mucha honra, de homosexualidad, que lo era con orgullo, de pésimo escritor, infamias se dan todas partes, y así una larga lista de reproches.
En fin, a lo nuestro. Uno podría nombrar aquí varios de libros de Ridao: El vacío elocuente, Radicales libres, Apología de Erasmo, Weimar entre nosotros, La elección de la barbarie, La paz sin excusa…y varios otros. Todos tratan temas específicos, pero a todos los recorre el mismo espíritu: los peligros que acechan al ser humano, la erosión a veces abierta, otras, casi invisible de ciertos valores, el uso de la palabra para negarla, la violencia asesina para resolver conflictos, los fundamentalismos de toda laya, la necesidad de tolerancia, la perversión en el uso equivocado de términos como raza, cultura, civilización, los méritos del diálogo y la capacidad crítica.
Sin embargo, no es posible dejar de contradecirse porque por desgracia, hay sujetos y organizaciones impermeables a la palabra. Es más, la desprecian hasta llegar a quemarla en plazas públicas. Esos seres son así por razones o sinrazones: están los que creen que sus convicciones han sido comunicadas por Dios, frente a ese argumento no hay nada que discutir. Otros son así, porque se sienten superiores a los otros, llevan en su corazón escrito un destino manifiesto y son incomodados por gente inferior que desea aprovecharse de su paz y tranquilidad. Esos seres son así porque la cultura que han construido la consideran superior a aquellas que no han logrado salir del subdesarrollo y la barbarie.
José María Ridao piensa que el discurso humanista sale siempre maltrecho ante los muros que se levantan en su contra a través de la historia. Lo que no significa que sus adversarios salgan indemnes o victoriosos.
Es difícil, sino imposible decir que hay un mérito mayor de la democracia que el gobierno del pueblo y para el pueblo. Hitler fue elegido por el pueblo, Algunos de los célebres dictadores latinoamericanos, fueron elegidos posteriormente a sus tiranías, por el voto popular. Incluso en este siglo XXI, jefes de gobierno parecen, como decirlo, tocados por creencias que niegan principios que mucha gente considera conquistas de la humanidad, valores y principios que parecen imposibles de negar. Estos mandatarios implementan medidas que agudizan la polarización social, el enfrentamiento y el desprecio. Y fueron elegidos por el pueblo. El señor Trump es el vivo ejemplo de esta tendencia.
Para nuestro invitado no basta con ser partidario de la democracia, hay que aprender a decir no a aquellos discursos, políticas y acciones que niegan los valores en los que se sustenta la democracia. La democracia o está para ser exhibida es un escaparate, está para ser ejercida, porque de algún modo somos responsables de lo que tenemos.