El Pacto de Corruptos de Guatemala no se resigna a dejar el poder. El pueblo exige que se respete la voluntad popular

El presidente electo de Guatemala asegura que su investidura el 14 de enero es inevitable. Si tiene razón no significa que el Pacto de Corruptos abandone la cancha con resignación democrática. Por el contrario, todo apunta a que hará todo lo que esté a su alcance para desestabilizar al nuevo gobierno y sumir al país es una crisis de grandes proporciones.

Esta es una entrevista con Luis Pacheco, presidente de los 48 cantones de Totonicapán, la organización indígena que encabeza la resistencia democrática de Guatemala

Luis Pacheco, presidente de los 48 Cantones, con el micrófono en la mano

Parece sorprendente que quienes han salido a defender la democracia en Guatemala sean precisamente quienes tradicionalmente han sido sus víctimas.

Es por la organización que tenemos. Es una de las funciones que nos delega la población, defender el bien común y el bien común hay que entenderlo en términos amplios. Esto viene desde los años 2020, 21, 22. Después que vimos las persecuciones políticas, persecuciones a jueces, desde entonces nos hemos manifestado, incluso lo hicimos cuando sacaron a la CICIG (la Comisión Internacional contra la impunidad en Guatemala fue creada el 12 de diciembre del 2006 mediante un acuerdo entre el gobierno y Naciones Unidas. La CIGIG realizó una ingente labor en contra la corrupción y la impunidad. El 7 de enero de 2019 el presidente Jimmy Morales, unilateralmente, concluyó el acuerdo. La decisión fue duramente criticada por diversos sectores del país y de la comunidad internacional) Pero lo más fuerte fue cuando en este año, al momento del proceso electoral, en junio, tras la primera vuelta de las elecciones, se quiso hacer ver de que hubo fraude electoral. Nosotros como 48 cantones fuimos observadores y no vimos algún fraude electoral grande. Lógicamente en un porcentaje tal vez del uno al 2%, sí hubo algunas circunstancias que se pueden prestar para eso, pero en ningún caso es una causa justificada.

Después atentaron contra el partido Semilla que llevó al presidente electo, aunque no es primera vez en Guatemala que se da un gobierno sorpresa. Fue el caso con Jimmy Morales o con Alejandro Giammattei y los pueblos los hemos aceptado. Nunca nos hemos opuesto, a pesar de que no estábamos conformes. Hemos aceptado esa voluntad del pueblo, especialmente si se ha llevado a cabo bien.

Lo más lamentable fue después del 20 de agosto, el secuestro de las cajas en donde están los votos de la primera vuelta. Nos preocupamos y vimos esa actitud negativa hacia las elecciones, esa actitud prepotente en querer demostrar que hubo fraude electoral. Creemos que ahí sí se atenta contra la voluntad del pueblo. Nosotros nos sumamos a esta lucha, porque justamente todos los que ahorita estamos en resistencia fuimos a las urnas a elegir. O sea, nadie nos obligó y pedimos que se respete el resultado, que asuman sus cargos los que tengan que asumir.

Nosotros iniciamos esta lucha pidiendo la renuncia de cuatro actores: la fiscal general Consuelo Porras, Rafael Kurruchiche, Fredy Orellana y Cinthia Monterroso (sindicados como personeros que atentaron contra el proceso democrático). Creemos que ellos son los actores principales en fraguar todo esto que está pasando ahorita, porque si la fiscal no hubiese actuado en contra de la democracia, nada de esto estaría pasando, porque con ella se inician muchas acciones.

¿Quiénes están detrás de ella? Pues son muchos actores más. En un momento alguien nos dijo, están viendo el árbol y no el bosque. El bosque es grandísimo, pero tenemos que iniciar por un árbol para cambiar esto.

Los pueblos indígenas estamos en esta resistencia, demostrándole al gobierno actual de que sí estamos al pendiente, a pesar de que no se nos toma en cuenta y también pidiendo a la comunidad internacional el apoyo. La verdad que nos han visto de buena manera, porque la resistencia ha sido pacífica, sin guerra, a pesar de esa oposición del gobierno, esas amenazas, incluso en un momento la hemos sentido como una represión hacia el pueblo, pero seguimos en resistencia para que salvemos la democracia.

El Banco Mundial, en su más reciente informe asegura que:

“La estabilidad económica de Guatemala no se ha traducido en una sólida reducción de la pobreza: las tasas de pobreza y desigualdad del país se encuentran entre las más altas de ALC, con una numerosa población desatendida, mayoritariamente rural e indígena y empleada en el sector informal. Se estima que en 2023 un 55,2 por ciento de la población vive en pobreza y que el tamaño de la economía informal de Guatemala representa un 49 por ciento del PIB.”

¿Usted cree que para que el presidente electo asuma el 14 de enero sea necesario un proceso de negociación si se desea evitar que el proceso de transición se descarrile mediante una extrema polarización y consecuencias que es preciso evitar?

Más que negociación, pienso que tendrían que dejar de atentar o buscar formas de cómo hacer creer a la población que hay delito, que hay fraude. Pienso que aquí no necesitamos una negociación. Hemos dicho que no son las instituciones, son los trabajadores de las instituciones los que están mal actuando. O sea, no están llevando a cabo sus funciones. Deben detener esas actuaciones ilegales, espurias o en favor del Pacto de Corruptos.

¿Negociar? Pues no, no tendría sentido, porque ya la voluntad del pueblo está. Ellos tendrían que detenerse y escuchar a la población que está ahí exigiendo que se respete la decisión dada en las urnas.

Insisto e este mismo tema y se lo voy a preguntar sin adornos diplomáticos. ¿Está usted dispuesto a negociar y hacer las concesiones necesarias para salvar la democracia y la instalación del gobierno electo por el pueblo?

La única manera de llegar a un acuerdo sería que ellos hagan un manifiesto público en donde hacen ver de que detendrán las acciones espurias en contra de la democracia. Nosotros no defendemos a ningún gobierno o a la persona directamente electa o a un partido, pero sí nos preocupa que nos quieran imponer un gobierno que no es decisión del pueblo. Esa sería la situación en donde la población estaría tranquila.

Lo otro es que lógicamente presenten sus cartas de renuncia estas personas señaladas. Ahí la población quedaría tranquila.

No cambiamos todo, lógicamente, pero empezamos por un pequeño paso y esperamos que el gobierno electo cumpla, porque ahí está también la esperanza de la población que ahora sufre en la lucha a favor y en defensa de la democracia, que tendría que ser todo el pueblo de Guatemala.

Los 48 cantones de Totonicapán que usted preside han logrado invertir el carácter de las protestas. Antes las organizaba y dirigía la gente de la ciudad, ahora las organiza y la dirige la gente del interior, la de los pueblos ancestrales. Varias consultas sobre este punto central. ¿Cuáles son las principales características del pensamiento de los 48 cantones?

Una sería las manifestaciones pacíficas, sin violencia. También demostrar de que se ha llegado a este punto, porque es la última manera de que el gobierno nos escuche y atienda. Lastimosamente no se ha logrado todavía. No nos hemos prestado para la violencia, aunque han llegado con resoluciones de la Corte de Constitucionalidad para el desalojo de algunos lugares donde hay puntos de resistencia de toda la población. Intentan amedrentarlos diciendo, si no se van los vamos a reprimir con la policía, con los antimotines y con el ejército. Eso crea una situación de pensar, nos van a llevar a una guerra interna.

Por otra parte, hemos llegado mesas de diálogo y hemos logrado ahí sí, alcanzar acuerdos para establecer cómo quedarnos en esa manifestación. Esto ha logrado sumar al sector de la ciudad capital, porque se dan cuenta de que nosotros no vamos con esa maldad para solucionar esta situación de Guatemala. Incluso al sector privado les demostramos de que no es una lucha de poderes, de que los pueblos indígenas no queremos tener el poder. Simple y sencillamente estamos defendiendo algo que es de todos los guatemaltecos, de todos aquellos que creemos en la democracia. Esta postura ayuda a que la resistencia sea más fuerte en los diferentes sectores.

Por eso los pueblos indígenas, lo recalco, no somos como los que dicen que no sabemos hacia dónde vamos y qué rumbo tomar. Sí que lo sabemos, por la misma forma de cómo estamos organizados. El vicepresidente, aquí presente, y yo, como presidente, fungimos ad honorem, no recibimos sueldo por llevar esta función. Pero la responsabilidad es grande en todo sentido. Hay amenazas, persecuciones judiciales, políticas, coacciones. Pero nuestra función la tenemos aquí en la población de Totonicapán. Tenemos que ejercer de la mejor manera, porque si cometemos un error hay que dar la cara a la población y salir a las calles para que nos miren y digan ese presidente no funcionó como nosotros queríamos. Sería una vergüenza y a veces decimos mejor nos iríamos de Totonicapán para otro lado, porque me daría vergüenza, porque tenemos todavía eso de la vergüenza.

Lo más gratificante para nosotros es que sí funcionamos y ejercemos como nos lo han delegado y lo llevamos como nuestros ancestros. Así hacemos realidad los diferentes principios de los pueblos originarios. Le agrego a esto que en la ciudad capital nos han agradecido y nos han dicho les damos las gracias porque han devuelto una esperanza a Guatemala que la habíamos perdido. Les agradecemos porque han levantado esa esperanza de poder cambiar. Es increíble que en la ciudad capital digan, nos gustaría que ahora nos gobiernen las autoridades indígenas. Escuchar eso cuando antes era al contrario.

Nuestra función es directamente velar por el bien común de Totonicapán. Pero eso se ha vuelto como un bien común a nivel de Guatemala, porque no podemos decir que la democracia solo sea para Totonicapán. Si beneficia a todos, pues ni modo, tenemos que seguir en esa constante lucha. De ahí surge este cambio.

Fíjese que ahora si saben cuál es la función de los pueblos originarios, que antes no lo habían entendido.

A propósito de la vergüenza, hubo una época no muy lejana en la que muchos indígenas guatemaltecos preferían cambiarse el nombre. Cuando emigraban a la ciudad era como si llevaran una vergüenza en el alma. ¿Cuánto ha cambiado esa realidad?

Le voy a dejar al vicepresidente para que explique.

Les saluda Basilio Puac. Hago un pequeño recuento. Los pueblos indígenas detuvieron sus manifestaciones unos años atrás, por la CICIG, que vino a descubrir varios casos. Entre ellos el de ejecuciones extrajudiciales, ingresos ilegales, malversación, homicidio, corrupción, defraudación aduanera y otros. Todos esos casos fueron descubiertos por la CICIG y una fiscal que en su momento funcionó, podríamos decir 90% a favor de la justicia guatemalteca. Pero desde el gobierno de Jimmy Morales, cuando la CICIG ya no tuvo una renovación del Estado de Guatemala, desde ahí todo cambió. Cuando Thelma Aldana no fue reelecta y quedó un fiscal que era Sandoval, pero desde que la fiscal Consuelo Porras estaba en el poder como que ya había un choque. Sandoval hacía su trabajo y la fiscal general ya estaba del lado de la corrupción. Por eso que vemos a Juan Francisco Sandoval en el exilio.

Asumió Rafael Curruchiche, que actualmente con la fiscal general, hacen el equipo para defender a los corruptos de nuestro país. Esa es una historia un poquito resumida.

Este año electoral lo que el presidente comentaba sobre el 25 de junio, 15 días después fuimos a advertirle al Tribunal Supremo Electoral que se pusiera en su lugar a defender los resultados de la elección. Ellos en ese momento mantuvieron su posición de decir que iban a oficializar la segunda vuelta. Así sucedió. Después cuando tuvimos los resultados de quién era el ganador comenzó este calvario del país donde la democracia se vio vulnerada.

Referente a su pregunta haciendo referencia a la vergüenza de algunos personajes de nuestra población, verdad de que tuvieron que cambiarse de nombre o inclusive de país para ver lo que está pasando en el país. Es triste, lamentable.

Inclusive se nos han recomendado que después de todo esto puede haber una persecución judicial en contra nuestra. Desde el presidente hasta el último vocal de la Junta Directiva puede haber, y se ha sugerido el exilio. Imagínese. Da pena mencionarlo, como que yo tenga que salir de mi país siendo alguien que entendió cómo defender la democracia, que es el Estado de Derecho aquí en Guatemala. Pero como decimos en esta vida todo se puede dar por la corrupción, por estos funcionarios públicos que en su momento prometieron al pueblo trabajar para el pueblo, defenderlo. ¿Pero hoy qué es lo que vemos? Defienden sus propios intereses, a sus propios colegas que saben qué es lo que han hecho y se olvidaron del pueblo. Es triste. Es lamentable que se tiene que hablar de esto, que a veces nos obligan a salir del país.

Que se lleve con éxito la transición el 14 de enero depende de numerosos factores, de la presión que pueda ejercer el gobierno de los Estados Unidos y las organizaciones internacionales. Pero qué pasa en Guatemala. Los 48 cantones han logrado concitar una unidad importante en el país que antes no se había dado. ¿Es posible que siga creciendo hasta que se le dé la razón a lo que los electores decidieron en las elecciones?

Espero que sí, porque nosotros entregamos el cargo el 31 de diciembre y esperamos dejar las buenas consignas, tener esa voluntad de la Junta Directiva que vaya a tomar posesión para que la asuma con toda esa fuerza de llevar a cabo las consignas que nosotros delegamos, porque lastimosamente le digo, los 48 cantones también son buscados políticamente para impedir nuestra voluntad. Aquí es en donde nosotros le hemos pedido y vamos a ser claros con la siguiente junta de que vamos a seguir como observadores. Vamos a estar velando para que ellos no vayan a vender la voluntad del pueblo, porque sí se puede, pero se tiene que tener toda la voluntad y mucha gallardía.

 

José Zepeda

Periodista, productor radiofónico, capacitador profesional.

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