Ayotzinapa: el Estado le mintió al país, pero ello no detiene la búsqueda de la verdad

El tercer informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, GIEI, sobre el caso de Ayotzinapa no deja lugar a dudas, “la verdad histórica” es una mentira inventada por representantes del Estado. Se le mintió a los familiares de los 43 estudiantes asesinados, se le mintió al país, se pretendió engañar al mundo.

La jueza colombiana Ángela Buitrago, integrante del GIEI aclara diversos aspectos de las falsedades en las que han incurrido las autoridades y proyecta la investigación que busca la verdad de lo ocurrido en septiembre del 2014

La jueza Ángela Buitrago

Una de las conclusiones más importantes del día es que tanto la Procuraduría General de la República como las Secretarías de la Defensa Nacional y de la Marina, la Policía Federal del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, cometieron falsificación de constancias procesales, detenciones ilegales y torturas, alteración de posibles escenas del crimen para impulsar la versión de que los estudiantes fueron incinerados en el basurero de Cocula. Dos aclaraciones indispensables. Primero. Aquí hay un relato premeditado para inventar una realidad falsa. ¿Por qué?

Ante la evidencia que encontramos, como la adulteración el primer día de las bitácoras de la Policía Municipal de Cocula, la Policía Municipal y Policía Federal de Iguala, es que hay algo que no querían hacer evidente.

Otro dato que también tenemos desde el principio es que ya habiendo muertos en el ataque y agresión a los estudiantes, la Policía Federal hace una tarjeta informativa que afirma que en ese momento hay saldo en blanco, es decir, comillas: ningún herido ni muerto. Sin embargo, ya había dos muchachos muertos (Daniel Solís Gallardo y Julio César Ramírez) además de uno que quedó cuadripléjico, Aldo.

Desde el primer día se hace una construcción de hechos que no coincide con la realidad. Luego se comprueba la colusión de algunas autoridades, como la Policía Municipal de Iguala y la de Cocula.

Cuando regresamos en el año 2020, encontramos que muchas de las cosas que se habían hecho -para justificar la identificación de los detenidos- obedecía a procedimientos de tortura, de constancias falsas de lugares donde habían sido capturados los sujetos. Actas ficticias de la PGR, en donde se intentaba legalizar la presentación de algunos de los detenidos diciendo cosas que no eran ciertas. Se inventaron llamadas anónimas. Se crearon capturas en lugares en donde nunca pudieron ser. Aparecieron captores que tampoco participaron en el operativo inicial.

Todo apunta a que hay una gran simulación que lleva a dos elementos de análisis: el primero, lo que se obtuvo con tortura es ilícito. De eso no hay ninguna duda. Todo lo que se hubiera dicho bajo esa ilicitud, termina siendo inexistente por ilícito.

Lo segundo, en el caso particular de las simulaciones, mentiras y falsedades con documentos que se adulteraron en su contenido, lo que llamamos “una falsedad material”, aluden a una realidad que no es cierta.

Esto lleva a un tercer punto ¿para qué hacían todo esto? Si hubiera sido cierto el hecho de que los estudiantes estuvieron allí. Si hubieran llegado a esa misma conclusión dentro de una investigación limpia, legal, tendrían que haber ofrecido los hechos de manera transparente.

Hay dos posibilidades. Una, que para nosotros es la que ya tenemos como elegida. A través de todas las pruebas que se han practicado: dictámenes de fuego, verificaciones criminalísticas, elementos documentales que permiten descartar la existencia del basurero como lugar de incineración de los 43 muchachos.

La otra es que hay personas coludidas, organizaciones que se mantienen en la sombra.

No miremos por ahora el tema tan grave de la tortura, digamos que bajo esos apremios dijeron que estaban en el lugar y entonces viene un segundo aspecto con ese video y con los demás. Es que deberían haber procedido asegurando el sitio, no revolcándolo como sucedió.

Los estudiantes fueron divididos. No iban en un mismo grupo. Por lo tanto, no es cierto que todos fueron incinerados allí.

¿Porqué lo hacen? Por proteger a alguien.

La segunda opción, dar por cerrado el caso de forma apresurada. Y, esto es importante, estaban siguiendo en tiempo real a los delincuentes para saber en dónde estaban los muchachos. Habían podido utilizar sus propios recursos para dar con el paradero de los estudiantes, vivos o muertos.

La tortura es inadmisible. Quiero decirlo de manera categórica, ni siquiera de manera periodística. Porque de forma periodística la tortura genera repudio, y además la imposibilidad de saber qué es verdad y qué es mentira. Muchos han confesado para que no los torturaran más. “Qué quiere que yo le diga y se lo digo”. Hay construcciones a través de las mismas torturas en donde se le muestran videos de otros al que están torturando para que repita lo mismo que dijo el otro. El método lleva a una cadena sin fin de adiciones, de correcciones, de simulaciones e inclusive de construcciones. Ahora nadie dice -como digo yo- que esas personas no se deban investigar. Se deben investigar porque por alguna razón conocen elementos y saben que pueden ser de esos o de anteriores delitos. Pero la tortura no es la manera.

Usted es jueza. Si se distorsiona la realidad de manera tan flagrante, supongo que de allí se deriva que quienes incurrieron en esas acciones, todos, tienen responsabilidad penal.

Si. Fui fiscal hace algunos años, pero además en Derecho todos los que participan dentro de un recorrido de construcción simulada cometen un delito que se llama “falsedad de documento público” o “fraude procesal”. Cualquier alteración dentro de una información que construye un operador público puede llevar a engañar a un juez e, incluso, a toda una sociedad dentro de un proceso y como tal a la justicia. Desde esa perspectiva, si usted dice que la persona fue capturada a las 09:00 en X lugar y no lo fue, sino que ha sido torturada durante dos días, no solo la detención es ilícita, no solo la forma en que se lleva al sujeto, no solo en la forma en que se le tortura. Todo pierde validez.

Hay gente que convalida estos métodos, lo que es aberrante, porque normalizarlos en un Estado de derecho es propiciar que el proceso se va a caer tarde o temprano. Es un desgaste innecesario, además de una violación permanente de comportamientos que ahora los lleva a responder como están respondiendo dentro de la investigación penal.

Sí hubo una coordinación de diferentes entidades del Estado de México, es evidente que obedecen a órdenes de quien tiene gran autoridad. No quiero sacar conclusiones equivocadas, pero me parece imposible decir otra cosa que aquí alguien mandó o mandaron para que todo esto se hiciera. ¿O estoy sacando conclusiones equivocadas?

No. Nosotros tampoco concluimos hasta ahora, porque no tenemos todos los elementos probatorios, pero sí es claro que cuando hay una coordinación debe haber alguien superior y desde ese punto de vista -para aglutinar esas áreas y especialidades- debe ser una persona que tiene un poder real sobre todas las demás. El hecho de conocer que se estaba torturando y no decir nada lo convierte en responsable. El hecho de ordenar esas prácticas también lo convierte en responsable. El hecho de conocer después que se usó la tortura y no denunciar, también lo convierte en responsable. Hemos encontrado videos de todas las torturas. Sobre esa base vemos la conjunción de varias autoridades y estamos hablando en particular de la Marina, la PGR, de SEIDO, de AIC, que son agencias de inteligencia de la PGR, los policías judiciales, desde la PGR, la Procuraduría, la misma PGR a través de sus ministerios públicos.

Lo digo en el más claro de los sentidos, uno como investigador ha visto muchas cosas en la vida, pero esto en particular da terror, en el sentido de que la misma institucionalidad es la que delinque para obtener la prueba. Entonces, ¿en manos de quién estamos? Una investigación debe practicarse bajo el respeto a los derechos humanos. Aquí, es totalmente lo contrario. Ahora, mucha gente lo justifica y dice que es la única forma de saber porque estaba de por medio el crimen organizado. Si esa es la justificación, apague y vámonos, porque entonces todas las investigaciones tendrían que hacerse con la misma justificación. Ahora, si es un crimen organizado que se sigue minuto a minuto, con grabaciones de los actores principales, que usted sabe dónde están y que los actores principales tienen a los muchachos, ¿cuál dificultad había de desenmascararlos, de capturarlos con actividades lícitas?

Hay instituciones del Estado mexicano que aún no entregan información valiosa que podría ayudar a aclarar lo sucedido la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 de septiembre del 2014. Hay muchas cosas que no entendemos, una mayor es ¿cómo es posible si incluso el Presidente de la República pide que se entregue esa información y no se hace?

Cuando llego en el 2019 encontramos que ya hay una orden presidencial para la creación de la Comisión de la Verdad, que todas las instituciones deben entregar toda la información relevante. Lo cierto es que había una entrega mínima en respuesta a solicitudes, no de motu propio. Inclusive hay una institución en particular que no entrega información inicialmente y después empieza a hacerlo a partir de finales del año 2019 y comienzo del 2020, SEDENA, y posteriormente nos permite entrar al archivo. Esto fue luego de tres reuniones muy fuertes con el Presidente de la República que les dijo sencillamente “yo di la orden y la orden se cumple”. Bastante molesto el presidente incluso llegó a decir categóricamente que el que no cumplía la orden se iba. Fue así que se empezó a entregar la información.

En este caso en particular, tenemos claro que hay una serie de información que no se ha entregado en su totalidad y que responde precisamente a esos seguimientos que no sabemos si estaban autorizados o no, pero que en el caso de la desaparición forzada pone en evidencia quiénes tenían a los muchachos y en qué lugares. Ellos alegan que tienen facultad para hacer una interceptación de estos mensajes y que esos mensajes o llamadas, permiten saber quiénes eran, por lo menos quienes interlocutaban y en dónde estaban los estudiantes. Hay un mensaje que dice que tienen a 17 en una cueva tres días después de los hechos y que X persona les está subiendo comida. Este es un elemento vital para haber seguido en su momento, para desplegar la fuerza, para rescatarlos. Pero lo cierto es que acuden a simulaciones para llegar al basurero.

Todas estas son cosas que no entendemos desde el punto de vista operativo, de la búsqueda de los criminales y lo cierto es que al día de hoy, lamentablemente, solo hemos reconocido los restos de tres estudiantes: Jhosivani Guerrero, Alexander Mora y Venancio Christian Alfonso Rodríguez. Faltan 40. Seguimos en la labor de encontrarlos. Los últimos restos fueron descubiertos en un lugar diverso al basurero. Es el fruto de un testigo protegido y se ha confirmado, por lo menos en estos dos casos, que los estudiantes fueron arrojados en otro lugar. Este es otro tema que usted va a encontrar en la barranca la Carnicería, que está a un kilómetro más o menos del basurero de Cocula.

Los argumentos que dan quienes sostuvieron el tema del basurero de Cocula dicen ¡Qué más da, están muertos y qué más da si es un lugar u otro! No, pues sí da, porque el modus operandi fue diferente, las circunstancias fueron otras. No es lo mismo decir que llegan incinerados a un sitio a decir que se queman en el sitio. Quienes participaron, quienes podían ver, quienes estuvieron. La simplicidad de ya no busquen más, al fin y al cabo ya están muertos, evidencia que hay personas que consideran que da lo mismo una historia que otra. Y es aquí en donde uno tiene que rescatar el elemento de la verdad, para que sea el que alimente la judicialización. No poner a personas a responder sin haber tenido participación en los hechos, como sucedió con algunos de los que detuvieron esos días.

¿Cuáles son las perspectivas? Y aquí me voy a demorar porque puedo entender que exista información importante que no se puede dar a conocer por razones de investigación. Pero, ¿tiene usted señales que permitan tener esperanzas de que algún día se va a saber la verdad de lo que pasó? Y esta pregunta, que parece obvia, no lo es para los familiares de los 40 estudiantes que aún no aparecen porque -y sin deseo de grandilocuencia ni de pretender espectacularidad- lo cierto es que esa gente ha vivido todos estos casi ocho años, en la tristeza y en el dolor, y no podrá recuperar su vida si no conoce la verdad y entierra a los suyos.

Puede haber esperanzas, primero, si logramos quitar todo lo que es mentira. Porque eso nos permite también saber qué pasó. Y dos, creo que podría haber esperanzas si se cuenta con toda la información que en tiempo real se levantó acerca de dónde podían estar los muchachos.

En honor a los padres no se les puede entregar cualquier versión para completar la historia. Me acuerdo de una madre, aquí en Colombia, con el paramilitarismo, que decía: “ya sé que mi hijo está muerto, pero lo único que me interesa saber es porqué, porque usted mató a mi hijo”. Esa es una realidad que se le debe a los padres y a la familia, como también a la sociedad mexicana.

Nosotros estamos haciendo el deber de buscar hasta en el último rincón. Y fíjese cómo aquí hay una realidad que se cae, que muestra algo mucho más duro y es que la construcción de una versión puede llevar a deformar la realidad de los hechos y que por eso se puede estar dando la violencia en México. La impunidad que se genera es abrumadora. La impunidad permite que se reproduzcan diversas formas de violencia y que hoy haya más muchachos desaparecidos. Así es que creo que tenemos un compromiso insoslayable para determinar qué fue lo que pasó en Ayotzinapa.

Al término de la entrevista fue imprescindible llamar a un padre de los chicos de Ayotzinapa para escuchar qué piensa de la investigación del GIEI. Así, con el apoyo del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (CDHM) en el estado de Guerrero, contactamos a Mario César González, padre de César Manuel González Contreras.

Mario, un padre que no claudica. Un padre que no parará hasta saber la verdad

Señor González lo estoy llamando porque acabo de realizar una entrevista con la jueza colombiana Ángela Buitrago, quien informó ampliamente sobre el resultado del tercer informe del GIEI para el caso de Ayotzinapa. ¿Qué opinión tiene usted del informe?

No, pues es que es un gran trabajo y aparte es un gran descubrimiento lo del video. Es un parteaguas donde se confirma lo que siempre habían dicho ellos (GIEI) y lo que sospechábamos los padres, las manipulaciones en las investigaciones y las plantaciones de evidencias.

Entonces, una de las cosas importantes del informe es el poner sobre la mesa irregularidades y delitos cometidos por las autoridades del Estado mexicano…

Sí, sí. Aparte las líneas de investigación que se abren y eso es muy importante para nosotros.

¿Puede llegar el día en que se conozca la verdad?

Es muy difícil. Muy difícil por la cerrazón de las dependencias mexicanas que se encargan de impartir justicia que son las que atacan a los ciudadanos. Hay mucha porquería en esas dependencias, mucha corrupción y mucha gente que no quiere que se sepa la verdad del caso de los 43 normalistas, de los cuerpos de nuestros hijos. Hay mucha gente que todavía trabaja del sexenio pasado y que están en altos mandos, que son las que están obstruyendo las investigaciones. Entonces creo que sí está difícil, pero nosotros tenemos que hacer todo lo posible por llegar.

Usted lo mencionó al pasar ¿debo deducir de sus palabras que hay una gran responsabilidad del ex presidente Enrique Peña Nieto en esta situación?

Claro, claro. O sea, afortunadamente con lo del video se da uno cuenta de toda la manipulación del caso por parte de las altas esferas gubernamentales y uno de los principales, para nosotros, es el presidente y todas las dependencias de gobierno.

Se van a cumplir dentro de pocos meses ocho años de el secuestro y asesinato de los muchachos de Ayotzinapa ¿Qué hacía usted antes de eso?

Trabajaba como soldador y a veces como comerciante.

¿Cuánto le cambió la vida?

Total. Sí, fue un cambio muy radical de vivir en un Estado y ponernos al otro día en otro Estado, con otras costumbres, con otra gente. Vivir en un cuarto de un metro y medio por dos durante cinco años y medio. No ver a las demás familias durante ese tiempo. Convivir mucho con los alumnos. Fue un cambio muy radical para nosotros, para mi esposa y para mí, porque no nos hemos separado en ningún momento desde que pasó todo esto.

Pongámonos en el caso, Mario César González, que algún día se sabe la verdad. ¿Cree usted que podrá recuperar de una u otra manera la normalidad que tenía antes?

No, no creo. No, por lo que ha visto uno. Por lo que he visto de muchas personas que han sufrido muchísimo también, como nosotros lo hemos sufrido. No creo, porque ya está uno como tocado de todas las cosas que han pasado y hemos visto, entonces creo que es muy difícil contestar esa pregunta, pero creo que sería muy importante y una gran parte sería de que él volviera. Tal vez sería recuperar una parte importante que lo pudiéramos localizar con vida.

¿Debo creer que usted no ha perdido las esperanzas después de más de siete años?

No, no, porque no tenemos absolutamente científicamente algo que nos diga qué pasó. Hay muchos dichos, hay muchas declaraciones en las cuales se contradicen entre ellos mismos, no dan los horarios. No, es lo mismo. También estoy muy consciente que es mucho tiempo, ocho años y que desafortunadamente las dependencias saben cómo desaparecer a la gente. Como están coludidas con el crimen organizado, saben perfectamente cómo hacerle daño a la gente sin que aparezca.

No es muy difícil contar, informar acerca del daño que se puede causar a los seres humanos; pero, lo que es mucho más difícil, casi imposible, es contar el dolor que sienten las familias, los que padecen el sufrimiento.

Lo que pasa es que como padre no se da uno cuenta del gran amor que le tiene uno a los hijos. Cuando los tiene uno cerca les demuestra poco amor, pero cuando pasa esto, se da uno cuenta, como padre, la magnitud y el tamaño de cuanto se puede amar a un hijo. De cuanto este cariño y amor que uno le tiene a los hijos. Cuando se empieza a acordar de ellos, de acordarme de él, del dolor, nunca se va a poder, se va a poder descifrar, nunca se va a poder decir qué es lo que se siente, porque son sentimientos muy, muy encontrados. De un familiar de desaparecido, son sentimientos que no se pueden describir y, desafortunadamente, se sufre mucho.

Hay una importante solidaridad con ustedes.

Hay mucha gente muy solidaria, muy buena, que encuentra uno en el camino y que ahí está. Sin algún motivo nos siguen acompañando y que agradezco muchísimo, porque también todos los logros que se han hecho son parte importante del grupo de GIEI, como parte importante de toda la gente que nos acompaña. Afortunadamente hemos conocido gente con situaciones económicas muy desahogadas y con situaciones económicas muy precarias, pero todos con los mismos sentimientos.

¿Cuál es la fuerza que lo lleva a usted a seguir buscando a su hijo?

El gran amor que le tengo, el gran amor que le tengo. Hay padres que nos organizamos y que queremos una familia feliz. Pero más que nada creo que cualquier papá del mundo haría lo que yo estoy haciendo por buscar a mi hijo. No somos diferentes. No tenemos tres manos ni cuatro piernas, somos iguales.

Que no se olvide esto, porque también lo que nosotros queremos es la no repetición. Que no haiga ningún momento, que no haya ninguna familia que sufra lo que nosotros estamos sufriendo.

 

José Zepeda

Periodista, productor radiofónico, capacitador profesional.

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