Solidaridad y cariño en días del coronavirus
Reconozco que me resistí hasta hoy a escribir sobre el Coronavirus. Primero, porque la sobreproducción amenaza con aplastarnos. Segundo, porque son muchos los artículos de excelente calidad, de contenido pertinente y de gran utilidad social. Científicos de las más variadas disciplinas contribuyen a entender, en la medida de lo posible, las características del virus, de la pandemia, de lo que debemos hacer para protegernos y proteger a los demás
El caso es que comencé a recordar con insistencia a Antonio Damasio, neurocientífico portugués, autor de numerosos libros de referencia sobre el cerebro, las emociones y los sentimientos. Una de las obras, siempre atractiva para quienes vivimos en Holanda es, En busca de Spinoza (editorial Crítica, 2005)
Me acordé del fragmento que menciona al gusano C. elegans. Este nematodo mide un milímetro, es hermafrodita. Su estudio es vital para males como la obesidad, la diabetes, el Alzheimer. Tiene, atención, exactamente 302 neuronas y aproximadamente cinco mil conexiones interneuronales.
Como elegans es autosuficiente, en condiciones normales vive de forma independiente y come en solitario. Pero, si el medioambiente cambia negativamente los gusanos se juntan y comen en grupo. Ante el peligro, dejan de lado el individualismo genético y buscan seguridad entre todos. La cooperación pasa a primer lugar por razones de supervivencia.
Cada ser humano posee más de 86 mil millones de neuronas, (según Suzana Herculano-Houzel neurocientífica brasileña) A esa cifra hay que sumarle billones de conexiones interneuronales.
Hoy, cuando el coronavirus jaquea a la vida, brotan aquí y allá expresiones de solidaridad. Algunas emotivas, como los cantos o la música desde los balcones en Italia y España. Otros, heroicos, como el personal sanitario, que, arriesgando la propia vida, lucha por salvar vidas. Sin dejar de mencionar a los millones de mensajes de aliento en las redes sociales.
La pregunta es ¿se trata de una solidaridad que ha surgido para quedarse o que, superado el período dramático, traerá de vuelta al individualismo más egoísta?
Seguramente el gusano elegans retorna a su autonomía cuando pasa el peligro, pero tiene 302 neuronas. Nosotros 86 mil millones menos 302. Deberíamos al menos sonrojarnos. La naturaleza, o Dios, nos ha dotado de una inteligencia superior, capaz de entender, supongo, que nunca estaremos solos si pensamos y actuamos en favor de los demás, porque al hacerlo, nos acercamos a esa paz interior que es lo más parecido a la alegría de vivir.
Un hombre íntegro, superviviente de los campos de concentración nazis, Elie Wiesel, lo dice mejor: “Este es el deber de nuestra generación al entrar en el siglo XXI: la solidaridad con los débiles, los perseguidos, los abandonados, los enfermos y los desesperados. Esto expresado por el deseo de dar un sentido noble y humanizador a una comunidad en la que todos los miembros se definan a sí mismos, no por su propia identidad, sino por la de los demás.”
Lo veremos pronto. Ojalá las muertes, el sufrimiento, las privaciones sirvan para fortalecer los lazos europeos como los latinoamericanos. Ojalá la crisis abra los ojos a los que no quieren ver la propagación de nacionalismos trasnochados, de racismo soberbio, de discriminaciones de toda laya. De injusticias sociales y humillaciones que propician el odio. Somos frutos del mismo árbol, pasajeros del mismo bote.
Estimado José,
La solidaridad existe y ha existido siempre, así como el amor y las buenas personas. ¿Quizás debemos hablar más de eso cotidianamente? En vez de saludarnos, y de inmediato quejarnos del tiempo, o de que estamos atareados, simplemente agradecer el encuentro.
Me sorprendió ver a empresarios chilenos hablando de sentimientos y pidiendo a otros empresarios que sean solidarios con sus trabajadores, ya es hora de que sea parte de la cultura empresarial, lo obligue o no una ley, porque las empresas son personas, las que podemos simplemente usar nuestro criterio.
Creo que el desafío en Chile es mejorar el nivel cultural de los chilenos. El sistema educativo, los educadores, los comunicadores y los Medios de comunicación tienen un rol trascendental. Como comunicadora y periodista, espero ser un aporte en éste sentido.
Un abrazo,
Janette Cabezas